5-Bagi

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Cellbit estaba cerrando el bistró el sábado por la noche.
Le había extrañado el hecho de que no vió mucho a Roier ese día, ni siquiera lo saludó para despedirse.

No quería admitirlo, pero desde aquella charla detrás del restaurante, no había dejado de pensar él.

Al comienzo lo veía como un idiota, y en parte lo era, pero tenía una confianza y voluntad inquebrantables, cosas que Cellbit admiraba.

Pasó toda su vida escondiendo el como era realmente, por miedo a lo que las demás personas opinen de el, pero Roier parecía no importarle su forma de ser, ni mucho menos lo que otros pensaran de él.

Además, aceptaba que Roier no se veía nada mal, tenía unos brazos marcadísimos y una espalda ancha. El traje de mesero, sobre todo remarcaba sus musculos y su cuerpo tonificado. Esto hacía que el chef se sintiera acorralado de vez en cuando, pero no negaba que era algo bastante agradable a la vista.
"Él es muy..."
El chef se avergonzó de sus propios pensamientos, no quería seguir pensando en ese estúpido mesero.

• • •

Roier había pasado todo el día durmiendo, después de todo, era domingo, esos días el restaurante se encontraba cerrado.
Despertó sobresaltado, su corazón parecia salir de su pecho cuando escuchó el teléfono sonar, no tardó ni 3 segundos en contestar.

-NAT? Eres tú?? ¿¿Porqué te desapareciste así ,yo-

-Huh? No idiota, soy Cellbit.

-Ahh, Cellbit...- Roier se sintió algo decepcionado.

-Lo que sea, ¿Quieres venir a mi casa?Haré un pequeña fiesta.-

- Claro, no es como si tenga algo más que hacer.
Roier se sintió nervioso por alguna razón, luego de ver aquella escena en le cocina, se sentía incomodo en la presencia del chef.

-Bien, te veo ahí entonces.- Cellbit colgó.

Apenas Roier dejó el teléfono, ya se había arrepentido.
"No debí aceptar tan fácil", repetía una y otra vez dentro de su cabeza, siempre tomaba decisiones impulsivas y terminaba por arrepentirse, pero usar la cabeza no era algo que se le daba muy bien.

• • •

Roier se encontraba acomodando su cabello, replanteandose si de verdad debería haber ido, pero ya era demasiado tarde.
Antes de arrepentirse por completo tocó el timbre de la puerta del aquel apartamento, que se encontraba a la izquierda del bistró, subiendo unas escaleras.

Roier se vistió de forma casual con una camiseta a cuadros y un pantalón beige, pero hacía mucho no se arreglaba tanto para una salida, incluso se había puesto el perfume que su amigo le había regalado, algo muy extraño para él, ya que apenas y llegaba a bañarse.
No pasó mas de un minuto cuando Cellbit se encontraba frente a Roier, dandole la bienvenida.

"¿¿Qué mierda??"

Su pulso aumento rápidamente, no recordaba a Cellbir tan malditamente guapo.

Sostenía una copa de cóctel, mientras llevaba una chaqueta de cuero, que, al juzgar por su calidad parecía increíblemente cara. Traía puesta una camisa con cuello de tortuga, que se adaptaba perfectamente a su cuerpo, resaltando sus caderas. Llevaba su cabello amarrado en una liga.
Ese conjunto lo hacía lucir increíblemente bien, sobre todo sus brillantes ojos celestes y su mirada rasgada.

-Te vas a quedar ahí mirando o vas a pasar?- Cellbit lo sacó de sus penstamientos.
-Ah s-si, gracias- Roier evitó el contacto visual.
-Ven, pasa, hay bebida por si quieres tomar.

Entre Caníbales | Guapoduo | DeadPlate AUDonde viven las historias. Descúbrelo ahora