Somos seres humanos, y a veces, a pesar de nuestras mejores intenciones, somos superficiales. Juzgamos, envidiamos y lastimamos a aquellos que alguna vez nos amaron. ¿Dónde quedó el significado de la frase “no juzgar un libro por su portada”? ¿Dónde quedó el amor, la ternura que alguna vez sentimos por alguien? ¿Cómo es posible que podamos mostrar una cara protectora a los demás mientras los apuñalamos por la espalda cada vez que nos confían un poco de sí mismos? Todo esto solo porque tuvimos un mal primer encuentro, o hubo algún malentendido no resuelto, o quizás, un sentimiento no deseado. Sin embargo, todos somos al menos un poco diferentes. A veces, muchos de nosotros juzgamos al primer encuentro, pero después de pasar un tiempo conociendo a una persona, empezamos a notar que no es como creíamos, y comenzamos a arrepentirnos por cada mal momento que les hicimos pasar.
Lin Ae Young es una joven que, a pesar de todo lo que ha pasado, se ha mantenido fuerte en la vida. Sus padres intentaron matarla al nacer, su llegada al mundo causó muchas muertes, perdió a los pocos amigos que pudo llegar a tener. Su primer amor, a quien alguna vez envidió por su capacidad de ser feliz, pasa noches en vela para protegerla, siempre está bajo presión para ayudarla y está dispuesto a ponerse en peligro si es necesario. Todos los problemas que causó el día de su nacimiento se le recordaron cada año en el día de su cumpleaños.
Nuevamente, el palacio entró en pánico por la situación de la princesa. Afortunadamente, todo se calmó cuando ella regresó, pero al llegar en los brazos de Chin Hae, comenzaron los rumores de que él era con quien ella escaparía. Pero se arrepintieron y regresaron al palacio como pareja. Este rumor llegó rápidamente a los oídos de la reina, quien se quedó muy molesta, no por el hecho de que volviera en los brazos de él, sino más bien por el hecho de que quiso huir sin decir una sola palabra, sin antes enfrentar la situación.
Chin Hae iba a explicar que ella había sido secuestrada, pero Ae Young lo interrumpe disculpándose y prometiendo no repetirlo. Él la mira fijamente y le hace señas de que hablarán afuera, pero ella solo le responde que no. Se levanta cojeando, pasa a su lado y le dice que por el momento no tienen nada de qué hablar y que piense en lo que conversaron estando en el río. Enseguida, Nam Chin Hae evade el tema, le pide que descanse y se va enseguida, ya que detesta mentirle a la familia real.
Estando afuera, Nam Chin Hae habla con su amigo el historiador y este le cuenta que vio a alguien entrar a la habitación de la princesa heredera cuando no estaban y que se llevó un libro que estaba oculto. Inmediatamente se ofrece a ayudar con la búsqueda del atacante, ya que él cree que esa persona podría ser él. Ae Young, quien estaba cerca mirando lo que pasaba, observa a Chin Hae con esperanza de que la ayudara. La idea inicial que tuvo fue aceptar la ayuda que le ofreció, pero al ver a la princesa heredera empieza a pensar que ella debía tener alguna razón segura por la cual quiere ayudar al atacante, así que sin dudarlo más le dice a Kim Woong Sik que no era necesario y que seguiría investigando pero esta vez no se obsesionaría. Esta actitud le pareció extraña pero respetó su decisión y se retiró a continuar su trabajo.
Ae Young, al oírlo, lo llama para hacerle una pregunta: “Escuché lo que dijiste, al final… ¿Decidiste ayudarme… verdad?” Chin Hae se queda callado por un momento y le responde: “No puedo hacer mucho para ayudarte, pero… si necesitas algo solo dime, eso sí, no puedo detener la búsqueda, sería sospechoso, perdón”. En ese momento, ella no lo deja hablar más y le agradece por confiar en ella. Se le acerca con la intención de abrazarlo, pero recuerda lo incómodo que se puso en el bosque y decide contenerse, volviendo a sus aposentos.
No pasó ni una hora, y una doncella del palacio llega a los aposentos de la princesa heredera para informarle que la reina deseaba verla. Cuando Ae-Young llega, su madre le ofrece que caminen por el palacio mientras hablan. Ae Young, muy extrañada, acepta llena de intriga. Nam Ji-Min había pasado la mañana entera en una búsqueda frenética de Chin Hae, como si el mundo estuviera a punto de acabarse. Pero lo que realmente la devastó fue cuando escuchó los rumores que se esparcían por el palacio, rumores que sugerían una relación entre Chin Hae y la princesa heredera. Como prueba, todos habían sido testigos de cómo Ae-Young había llegado al palacio en los brazos de Chin Hae. Al escuchar estos murmullos, Ji-Min se negó a creerlos al principio. Sin embargo, su incredulidad se desvaneció cuando vio a la reina y a la princesa heredera caminando juntas por el puente del palacio.
Siguiéndolas a escondidas, Ji-Min escuchó su conversación. La reina estaba preocupada por los rumores que circulaban, ya que todos sospechaban de una relación entre su hija y el hijo adoptivo del consejero. Para despejar cualquier sospecha o duda, la reina le pidió a Ae-Young que le respondiera con sinceridad si los rumores eran ciertos. Ae-Young le confesó que, aunque no estaba en una relación con Chin Hae en ese momento, creía que quizás estaba enamorándose de él.
La reina se detuvo y le aseguró que haría todo lo posible para ayudarla. Le parecía mejor que su hija se casara con alguien a quien quisiera, aunque fuera un poco, y que fuera capaz de liderar todo Joseon, en lugar de casarse con alguien competente pero por quien no sintiera nada. Después de esta conversación, la reina permitió que Ae-Young volviera a sus asuntos mientras ella se ocupaba de algo más.
Cuando Ae-Young regresó a sus aposentos, la reina mandó a buscar a Nam Chin Hae para tener también una conversación con él sobre el tema. Una vez que se encontraron, la reina le preguntó directamente si le gustaba su hija. Inmediatamente, él se puso nervioso y balbuceó una respuesta incoherente. La reina, incapaz de entender lo que decía, lo interrumpió para asegurarse de que respondiera con confianza. Le dijo que podía responder con honestidad, ya que ella quería tomar una decisión en la que ni él ni su hija, la princesa heredera, salieran lastimados.
Al oír que la reina no parecía estar molesta con lo ocurrido, Chin Hae entró en confianza y le confesó que, aunque al principio no estaba seguro, tras lo que había ocurrido pudo comprobar que la princesa heredera era muy importante para él. Le gustaría poder acompañarla el mayor tiempo posible, a pesar de que ella se casaría con otra persona. Estas palabras de Chin Hae conmovieron a la reina, quien tomó una decisión que probablemente desagradaría a su madre.
La noche había caído, y Chin Hae se encontraba merodeando cerca de la habitación de Ae Young. Su preocupación por ella era tal que temía que volviera a desaparecer como la noche anterior. Sin embargo, su plan de permanecer allí, oculto a la vista de todos, no funcionó. La princesa heredera, que una vez más estaba saliendo de sus aposentos sin autorización, logró verlo. En cuanto lo vio, corrió hacia él y le preguntó a qué se debía su visita. Él le explicó que estaba preocupado por ella y le preguntó si había hablado con la reina.
Ae Young, intrigada por saber si él también había hablado con su madre, le respondió: “Sí, hablé con ella sobre los rumores. Al parecer, ya tomó una decisión, pero aún no me lo ha comunicado. Cuando nos reunamos los seis mañana, podremos saber”. Chin Hae no entendía a quiénes se refería con “los seis” y le pidió que fuera más específica.
“¿Mi madre no se lo comunicó a usted? Mañana nos encontraremos Han Suk Hyun, la reina, su majestad el rey, la Reina Madre, usted y yo para debatir cómo resolveremos el problema. No he parado de pensar en todo el día en qué será lo que dirá mañana. Estoy preocupada, por eso salí a tomar algo de aire un rato”, le explicó Ae Young.
Chin Hae le pidió a la princesa heredera que volviera adentro en caso de que el atacante apareciera de nuevo y no estuviera afuera desprevenida. Sin embargo, aunque ella entrara, él se quedaría vigilando un rato y más tarde volvería a su casa.
Pasaron unos minutos y Nam Chin Hae aún estaba en las afueras de los aposentos de la princesa heredera. Desde la comodidad de su habitación, a esas horas de la noche, ella mandaba refrigerios nocturnos para él en caso de que aún siguiera allí.
A la mañana siguiente, Lin Ae-Young, como todos los días, se preparó para realizar sus actividades matutinas. Cuando caminaba hacia un desayuno con su madre, se encontró con que Chin Hae estaba con ella. Resultó ser que nunca volvió a casa, se quedó vigilando toda la noche y cuando la reina lo vio, le pidió que se uniera al desayuno.
Mientras terminaban de comer, la reina les dio un adelanto de lo que iba a decir en la reunión que tendrían en un rato: “Sé que quizás no estén de acuerdo con esto, pero por eso quise que nos reuniéramos de antemano. Quiero decirles cuál es la que creo que será la mejor solución. Su majestad, sabes bien que tu abuela es muy estricta cuando toma una decisión. No le gustará que luego de que escogió al señor Han Suk Hyun para ser tu futuro esposo, yo proponga a alguien que sí, puede que sea muy buena competencia, pero la edad no está de nuestro lado”.
Tras decir esto, tanto Nam Chin Hae como Lin Ae-Young empezaron a sospechar sobre cuál era la propuesta que la reina les traía: “Así que para complacerla, decidí organizar una competencia entre ambos pretendientes para ver cuál de los dos está más capacitado no solo para gobernar Joseon, sino también, para gobernar el corazón de mi hija”.
En cuanto Chin Hae escuchó esto, se levantó muy nervioso y preguntó por qué lo ponían a él como un pretendiente. La reina se rió y le respondió que por lo que le dijo el día anterior cuando hablaron, esas palabras la hicieron estar segura de que Nam Chin Hae era el más adecuado para estar con la princesa heredera. Además, ella se sentiría más segura sabiendo que su hija se encuentra en buenas manos. Es más, si por ella fuera, los hubiera hecho casarse enseguida, pero por desgracia, tiene que lograr que su madre estuviera de acuerdo.
Una vez todos reunidos, la reina expuso la razón de su convocatoria: “Les pedí a todos los que estamos aquí presentes que nos reuniéramos por un asunto que involucra a Nam Chin Hae, Han Suk Hyun y la princesa heredera. Todos conocemos los rumores que circulan por el palacio. Ante esta situación, decidí tomar cartas en el asunto. Tras haber conversado con ambas partes implicadas en el problema, llegué a la conclusión de que deberíamos realizar una competencia para determinar quién es más capaz y merecedor del puesto como rey, ¿Nam Chin Hae o Han Suk Hyun? Espero que estén de acuerdo. Por favor, si tienen algo que decir, comuníquenlo en este momento y tomemos una decisión final”. Parecía que no había problemas con esta idea, con la excepción de la reina madre. Ella consideró que lo que estaba ocurriendo era una falta de respeto a su elección. Sin embargo, al ver que todos accedieron, se retractó y permitió que se realizara la competencia, aunque albergaba la esperanza de ver a Nam Chin Hae perder.
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Amor de Palacio
Romance✮ 𝑼𝒏𝒂 𝒉𝒆𝒓𝒆𝒅𝒆𝒓𝒂 𝒂𝒍 𝒕𝒓𝒐𝒏𝒐 𝒄𝒖𝒚𝒐 𝒑𝒂𝒔𝒂𝒅𝒐 𝒆𝒔𝒕𝒖𝒗𝒐 𝒆𝒎𝒃𝒂𝒓𝒓𝒂𝒅𝒐 𝒅𝒆 𝒔𝒂𝒏𝒈𝒓𝒆 𝒚 𝒅𝒐𝒍𝒐𝒓. ✮ 𝑼𝒏 𝒉𝒖𝒆́𝒓𝒇𝒂𝒏𝒐 𝒄𝒖𝒚𝒐 𝒑𝒂𝒅𝒓𝒆 𝒕𝒆𝒏𝒊́𝒂 𝒍𝒂𝒔 𝒎𝒂𝒏𝒐𝒔 𝒎𝒂𝒏𝒄𝒉𝒂𝒅𝒂𝒔 𝒚 𝒄𝒂𝒓𝒈𝒂𝒃𝒂 𝒕𝒓�...