Papelito y su información

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Los días habían pasado, y aunque no se encontró al asesino, todos y todas estaban mucho mejor

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Los días habían pasado, y aunque no se encontró al asesino, todos y todas estaban mucho mejor.

Además había una noticia alegre, llegarían los embajadores de Venecia.

Esto es justo lo que el sultán le estaba diciendo a Mahidevran en la terraza, mientras contemplaban el bello cielo.

—Sí vienes conmigo, tú te harás cargo de la hermana del embajador.

—Sería un gusto, su majestad. Ese palacio es hermoso.

—Tienes razón, además, pronto estarán puestas las pinturas del señor Leo.

—¿Ha acabado ya?

—Sí, Ibrahim dijo que pronto pondrían las pinturas.

—Vaya, me alegro de eso. Espero que pronto las coloquen.

Al final, se dieron una sonrisa sincera y pasaron a la cámara privada.

Mientras ellos estaban ahí, Firial rebuscaba en los aposentos de Hürrem algo que le podría servir.

De pronto, algo la espanto, la puerta se abrió y paso la sultana Handan con Selim en brazos.

—¿Qué haces aquí?

—Sultana.—Hizo una reverencia.

—Sal, rápido, sal.

—Sultana... Yo, yo en busca de la sultana Hürrem.—Llamó la atención de Handan.

—¿Y por qué?

—Su majestad, la sultana Hürrem debería ver algo privado.

—¿Qué es de lo que hablas?

—Sultana..—Firial empezó a menear sus manos y tratar de esconder un papel que traía entre manos.

—¿Qué haces? —Handan se fijo en ella por unos segundos y logró ver el papelito que sujetaba, se lo arrancho y lo miro con duda.—¿Qué es esto?

—No lo sé, mi sultana. La sultana Hürrem lo necesita.

—Esto es una carta.... —Miró hacia la puerta y llamó.—Arzu, ven acá.

—Sultana.—La muchacha entró haciendo una reverencia.

—Lee esto, eres Rusa, ¿no?

La joven asintió y tomó el papel que la sultana llevaba en mano. Firial tembló al ver lo que la mujer hacía, cero los ojos y le rogó a Alláh en silencio.

—"No puedes hacerme esto, Alex. Te amo, te amo como nunca y vine aquí para verte. Iré al palacio de la sultana a dejar mis pinturas, ve tú también. Es importante, te extraño."

Handan dio un paso atrás y el bebé empezó a llorar, la mujer abrió los ojos como platos y soltó un grito fastidiado.

—Sal, ahora.—Arzu salió, y detrás de ella Firial, pero fue detenida por Handan. La mando a su delante y espero a que cerraran las puertas para darle una cachetada a Nigar.

Valide Haseki Mahidevran Gülbahar SultanDonde viven las historias. Descúbrelo ahora