Capitulo IV

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Malas noticias del médico, una radiografía que mostraba una fisura en un hueso, un yeso y una cuenta de hospital más tarde, ya había oscurecido, pero Vegetta aún acompañaba a Fargan

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Malas noticias del médico, una radiografía que mostraba una fisura en un hueso, un yeso y una cuenta de hospital más tarde, ya había oscurecido, pero Vegetta aún acompañaba a Fargan.

—Demonios... Sí que son unos chupa sangre, te pagaré en cuanto me paguen ¿Vale?, muchas gracias por todo, Vegetta.

—No te preocupes, siempre puedes pagarme en especie —bromeó encogiéndose de hombros—. ¿Quieres que te lleve a casa? ¿O eso ya excede el límite entre nosotros?

—Mmmm... Te diría que sí pero... No tengo casa jeje —se rasco la nuca avergonzado por ese hecho y más que nada el haber tenido que decírselo al contrario—. ¿Cómo te pagaría en especie?

—¿Departamento? ¿Casa en el árbol? ¿Nido de pájaros? —Sam elevó una ceja en su dirección, más preocupado que otra cosa—. ¿Entonces a dónde irás?

—Pues... Pensaba vagar por ahí, alguna banca debe de estar con mi nombre, no te preocupes estaré bien —como bien pudo, Fargan revolvió el cabello ajeno a manera de despedida y emprendió a caminar con dificultad a alguna parte.

Sin embargo, en un instante, Sam lo tomó de la muñeca, deteniéndolo, fue por puro instinto, aunque cuando tuvo que verlo a los ojos casi se arrepintió, ¿Iba a decir la locura que iba a decir? Sí, porque no... Una más a la lista de locuras que cometería por esta persona.

—Eso suena terrible, más con tu pierna... Tu... A ti... —Tartamudeó aún consciente de que estaba sujetándolo—. ¿Y si vienes conmigo? —Tragó saliva, dándose cuenta de lo atrevido que fue eso, así que lo soltó—. O... Te puedo pagar una habitación en un hotel... No lo sé, solo, no me parece correcto dejarte en la calle.

Más que eso, Sam sabía que se está a arriesgando mucho por un desconocido, pero incluso entonces, con su don o sin el, no percibia en el otro ninguna amenaza, e incluso, había algo muy dentro de su pecho que lo orillaba a confiar ciegamente, a dar un salto de fe.

Fargan se sorprendió por el agarre del contrario, mirándole a los ojos con sorpresa al escuchar ese par de propuestas, riendo un poco de forma nerviosa. —Ya has pagado la factura del hospital, no puedo permitir que gastes más dinero en mí.

—No es... Gasto —Samuel respiró profundo y trató de verse más confiado—. Me vendría bien algo de ayuda en casa, y a mi gato algo de compañía, puedes trabajar para mí, al menos mientras te recuperas.

El ojiámbar estudió a Sam atentamente, mirándolo a los ojos, quería ver si había una pizca de mentira en sus palabras, pero sí la había no la encontró, por lo que le sonrió nuevamente, quedando frente al chico.

—Muchas gracias Vegetta, me encantaría vivir con ustedes —le volvió a mostrar esa sonrisa confiada, se sentía seguro con el contrario, por lo que se dijo: "¿Por qué no?, ya si vende mis órganos valdría la pena."

Sam a esas alturas se preguntaba qué clase de hechizo lo había inclinado a confiar tanto en el contrario, pero sus dudas se desvanecieron al verlo sonreír. —Eso... Si, espero que no seas un asesino o un dealer —se sonrojo por la mirada del castaño y sin poder soportar más de eso, hizo una seña rápida para ir hacia el auto, haciendo reír al contrario en el proceso, tanto por su expresión, como por el cómo huyó.

Camina conmigo en el velo...Donde viven las historias. Descúbrelo ahora