En las vibrantes calles de un Karmaland ambientado en los años setenta, Sam, un arquitecto atormentado por la capacidad de ver fantasmas, se cruza con David, un hombre que ha caído en la ruina debido a los persistentes espectros que lo acosan. A pes...
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Sam se alejó con brusquedad de su compañero, con la expresión de cansancio y hastío volviendo a su rostro al levantar la vista para buscar el origen del sonido que los había interrumpido, viendo que el sonido chirriante que lo sacó de su nuevo lugar favorito fue una silla que había cambiado violentamente de lugar.
—Hay ocasiones en las que me preguntó... ¿Por qué los dioses me detestan tanto? —El médium suspiró y se levantó, suponía que los escalofríos vendrían pronto.
Hasta ese momento Fargan estaba bastante ocupado explorando y acariciando el cuerpo ajeno, pero fue sorprendido por el ruido del comedor, intentando de primeras abrazar al contrario para protegerlo.
—Oh... ¿Será que es el que nos corrió en la mañana? —El castaño se estiró un poco al no tener al contrario en su regazo, abrazándose a sí mismo por un pequeño escalofrío que sintió.
—Es el único que hay aquí... Por eso compré la propiedad, todas las demás opciones tenían más de uno —Sam exhaló, observando la silla, pero lo que se movió a continuación fue la lámpara que colgaba sobre el comedor, balanceándose como un péndulo y causando sombras extrañas a su alrededor.
—La verdad no lo pensé bien, porque de todos escogí al más irritante, le molesta que esté mucho tiempo en casa, creo que piensa que la casa sigue siendo suya. Pero no lo sé a ciencia cierta, porque "alguien" no habla conmigo —Mosqueado, Veg miró alrededor, como si le hablara al ser invisible que estuviera ahí, de todas formas sabía que no importaba, nunca lo escuchaba.
—Pff... ¿Y si le intentamos sobornar con algo de pastel? —David se levantó con algo de dificultad del sillón, y abrazó brevemente al contrario para que dejara de pensar en aquel fantasma, dándole un beso en su cuello y escapando a la cocina—. ¿Qué tipo de pastel de chocolate quieres?
—No creo que le importe... Y la verdad no sé de qué tipos existen —Veg chasqueó la lengua y siguió al castaño a la cocina a paso lento, pasando por un lado del comedor que aún seguía con su show de luces, y siguió observando el movimiento incluso al recargarse de una pared de la cocina, con escalofríos recurrentes en la columna por el frío.
Detestaba la relación que hacía su cuerpo entre el frío y el miedo, era casi automático, incluso cuando trataba de controlarlo, era bastante cansado que el frío espectral fuera sinónimo de terror sin sentido.
— "Ataques raros" "problemas mentales" —Susurró el médium, pensando que desde afuera debería verse así, como si perdiera la cabeza.
—Yo creo que tendremos que investigar, no perdemos nada por hacerlo ¿o sí? —Fargan lanzó la sugerencia mientras iba sacando las cosas que tenía en las bolsas que habían comprado en el supermercado, mentalizando que iba a preparar—. ¿Quieres que prepare algo para cenar?
—Supongo... —En realidad no creía que sirviera de mucho, pero era mejor ver cocinar al castaño que ponerse nervioso por el frío, así que solo se quedó ahí, sin comprender del todo que estaba haciendo el contrario—. La verdad no tengo mucha hambre, pero supongo que tú sí.
