Capitulo XVI

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De cierta forma ambos cumplieron sus respectivas promesas en los días siguientes, tiempo en el que un gato se dedicó a asaltar a su novio cada vez que podía, lo cual era seguido, pues el castaño cumplió al pie de la letra su acuerdo y se mantuvo c...

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De cierta forma ambos cumplieron sus respectivas promesas en los días siguientes, tiempo en el que un gato se dedicó a asaltar a su novio cada vez que podía, lo cual era seguido, pues el castaño cumplió al pie de la letra su acuerdo y se mantuvo cerca del médium en todo momento, protegiendo con su sola presencia a Sam, quien ya no experimentaba tan seguido los ataques de lo sobrenatural.

Sam aún dormía menos de lo normal, y cuando volvió a trabajar comenzó a quedarse dormido ahí por momentos, pero le pareció que era algo más manejable y que compensaba muy bien cuando podía llegar a casa y acorralar a su guapo compañero de casa en su sillón o en la mesada de la cocina o en el escritorio de su estudio, o donde fuera que lo permitieran las circunstancias.

Por eso probablemente Sam estaba más emocionado que David cuando hicieron la cita para quitarle por fin el yeso de la pierna.

De parte del castaño le encantaba estas sesiones que tenía con su novio, en ocasiones lo recibía solo con la bata de baño esperando ya esos encuentros, cuando no estaba su novio se dedicaba a escribir cartas a su tía que se encontraba en Japón para, además de saludarle, pedirle algunas cosas que había escuchado que tenían en esos lares que en el país donde estaban aún eran prohibidos.

Era emocionante ver lo feliz que estaba Sam por la cita de quitarle el yeso, por eso se encontraba ahora el castaño arreglándose y poniéndose parches en su cuello que fue atacado esa misma mañana, preparándose para salir.

—Mmmm tienes una novia muy salvaje, eh David, ¿Así te rompiste la pierna? —El médium estaba sentado cerca, rozando con su pie al contrario, riéndose un poco por cómo tenía que cubrir las marcas.

Al recibir esos pequeños roces, David terminó de colocarse el parche para girarse un poco, una de sus manos fue a dar a la rodilla de su pequeño gatito la cual fue acariciando hasta llegar por el interior de su muslo, solo quería jugar un poco con este en modo de venganza por su cuello.

— Que te puedo decir... Con una pierna rota no funciona bien el producto, así que... Tuvo que ser un poco más salvaje mi gatita... Ahora que estará mi pierna libre, la haré maullar muy alto.

—Oh si... ¿Entonces hasta ahora no ha mostrado su potencial? —Abrió las piernas para recibirlo, sonriendo felino, e inclinándose para tomarlo de la ropa y atraerlo hacia sí, no era buena idea jugar con él así, que rápido se metía al juego.

—Si... No he mostrado mi potencial aun —David se acercó sólo un poco a su amante para robarle un beso, uno lento que iba a seguir con su ritmo hasta que por accidente vio el reloj a lo lejos, marcando que ya era pronto la hora de su cita en el hospital, apartándose lentamente del beso, apoyando ahora su frente en el hombro de Sam suspirando pesadamente—. Amor... Tenemos que ir al hospital, no podemos perder la cita. Podremos continuar por la noche, ¿Qué te parece?

—Quisiera ver eso~ —Sam aún se relamía ese beso, y quería otro cuando le dijeron que ya no iba a seguir, le hizo un gesto de cachorro pateado al castaño, sin querer soltarlo—. ¿Ni siquiera algo rápido?

Camina conmigo en el velo...Donde viven las historias. Descúbrelo ahora