En las vibrantes calles de un Karmaland ambientado en los años setenta, Sam, un arquitecto atormentado por la capacidad de ver fantasmas, se cruza con David, un hombre que ha caído en la ruina debido a los persistentes espectros que lo acosan. A pes...
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Dos pelinegros llevaban rato discutiendo a medio pasillo, aunque sería más correcto decir que un ojimorado argumentaba en voz alta persiguiendo a un ojiazul que trataba de ignorarlo, y fue por esto que este último chocó con el más reciente invitado de la oficina.
Samuel ni se fijó de primeras, fastidiado con tener que rehacer un plano cuando se había esforzado tanto en terminar, y aún trataba de convencer al otro de que el cliente no podía hacer exigencias tan estúpidas de la noche a la mañana cuando vio que Alexby ya no le prestaba atención en lo absoluto, no por ignorarlo, si no porque estaba como aturdido por la persona frente a ellos.
—¡Alexby! Ehh este es David, viene conmigo, es un amigo y...
—Vaya, vaya... No imaginé que me extrañas tanto David, ¿Qué te trajo por aquí?
Fargan solo se quedó perplejo, ya sabía que ese lugar se le hacía conocido de alguna forma, no llegó a imaginar que seguiría ahí.
—Alejandro... Yo...
—Lo siento... ¿Se conocen? —La voz de Sam fue bajando, se sentía fuera de lugar y algo confuso, pero no le parecía correcto irse.
—Sam... Si lo conozco... Fue —David parecía renuente de hablar de ello.
—Ni que fuera el diablo, fuimos pareja, pero no funcionó así de simple. La pregunta aquí es ¿Ustedes se conocen? ¿Como? —El más bajo devolvió la mirada a Samuel confundido y curioso por saber cómo se conocieron.
—Eh... Si, nos conocemos, por casualidades de la vida, chocamos y congeniamos —a Sam se le escapó una risita tímida, era una situación muy rara, y eso que él vivía entre rarezas.
Además entre unas cosas y otras recordó que el castaño le había dicho que alguien muy pequeño le había roto el corazón y ahora se aguantaba la risa de ver la diferencia de altura.
Fargan por su parte solo suspiro y se movió para colocarse al lado de Samuel, dejando expuesta su pierna enyesada que no pasó desapercibida por el más bajo
—Oh... ¿Te volviste a caer?, qué cosas... Oye Sam, deberías mantener la distancia con él, siempre le pasa cosas irreales
—¿Irreales? —De alguna manera alegre porque Fargan parecía buscarlo, Vegetta se distrajo y la verdad no entendió en lo absoluto el comentario, se le hacía muy raro que el otro pelinegro hablara como si lo conociera bastante.
—Si, tiene mucha "mala suerte", pero bueno, ya te he advertido así que... suerte en lo que... Hagan.
Fargan solo tomó la mano del de ojos amatista esperando y buscando que no prestará atención al contrario o si pero que no considerará irse de su lado solo por eso.
—A todo esto ¿Qué hace una persona que no es del personal aquí arriba? —Señaló Alex de pronto, como si lo acabará de notar.
—Mala suerte... Pues si, en ocasiones, ¿Pero..? — Sam iba a preguntar a qué se refería, igual de confundido que antes, no entendía la relación pero dejó el tema de lado con lo último—. Está conmigo, no pensé que hubiera problema, Luzu suele traer a Lana y nadie dice nada.