Capitulo VII

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Sam mantuvo el aura de incomodidad al día siguiente, y al siguiente

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Sam mantuvo el aura de incomodidad al día siguiente, y al siguiente. Esforzándose en mantener la distancia para ocultar sus heridas y saliendo casi corriendo por las mañanas, solo para regresar tarde por las noches, manteniendo el contacto al mínimo.

Evitando deliberadamente a su compañero, sin bromear o coquetear más que un par de veces, esperando a que dejara de dolerle todo el cuerpo.

En su trabajo, Willy notó también ese cambio, y al principio lo picó bromeando sobre si había perdido a la razón de sus sonrisas tan pronto, pero cuando no respondió más que con silencio, se acercó por un lado y sin presionar más lo ayudó a terminar con el trabajo del día; así era fácil recordar porque era su mejor amigo.

Sus amigos estaban acostumbrados a sus temporadas de mutismo, esos momentos en los que lo intangible lo drenaba de energía de tal forma que no podía siquiera fingir normalidad, y agradecía que a esas alturas no tomarán a mal su silencio e incomodidad.

Pero con su compañero de casa era distinto, era evidente que notaba su extraño comportamiento y que formulaba teorías, en especial cuando no podía ocultar ciertos gestos de dolor. Esto ponía a Samuel mucho más a la defensiva, le había hablado a Fargan de su don, pero... ¿Cómo podría siquiera empezar a contar sobre las consecuencias de este?

No quería que lo viera con lástima, o que notará realmente en lo que se había metido interesándose por alguien como él, no podía ver a otra persona irse por lo "anormal" que era.

Obviamente su farsa no duraría mucho, no cuando convives tan estrechamente con alguien.

Aún así se tragó el dolor tanto tiempo como pudo, hasta que una noche, mientras mantenía el esfuerzo de ignorar los intentos del otro de acercarse, chocó sin querer con la encimera de la cocina.

Ese sería un golpe regular para cualquiera, algo que tal vez sacaría una maldición y poco más, pero debido a lo maltrecho de su cuerpo, casi lo hizo gritar, recargándose de la mesada entre pesados jadeos, derramando un par de lágrimas sin querer...

Justo frente a Fargan.

Este a su vez se había sorprendido por el grito, y más por la persona que solo había chocado, pero en el momento en que lo vio llorar, cayó en cuenta de lo que llevaba sospechando desde ese día en el parque.

Así que harto de la actitud recelosa de su compañero, se acercó al pelinegro para tomarlo de la muñeca y levantarle sin preguntar la playera que tenía puesta, revelando aquellas heridas, moretones y parches colocados a medias en un intento desesperado de ocultarlas y que sanaran a su tiempo, pero que aún seguían abiertas.

Aturdido levantó la vista buscando mirar al médium a los ojos, lleno de confusión y preocupación, eran demasiadas emociones, le había mentido todo el tiempo además de haberle evitado por días cuando claramente le había dicho que le diría si ocurría algo.

Camina conmigo en el velo...Donde viven las historias. Descúbrelo ahora