Capítulo 15: Alma perforada

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♔︎ 15: Alma perforada ♔︎


Me despierto exaltada.

Mi cuerpo está empapado en sudor y mi cabello se pega a mi frente. Mi pecho sube y baja sin control mientras miro a mi alrededor. Me cuesta reconocer que estoy en mi habitación. No es la del palacio, sino la mía de verdad, en casa de Henry.

En consecuencia de mi respiración agitada, mi visión se nubla por un momento, y siento que caeré en un sueño profundo, pero eso no sucede. Logro apoyar mi espalda en el respaldo de la cama y hago un esfuerzo por relajarme para poder procesar por qué estoy aquí y cómo llegué.

Cierro los ojos, buscando la tranquilidad, pero de inmediato cada recuerdo azota mi mente como una película, con imágenes vívidas y llenas de sentimientos. El dolor golpea mi cuerpo, concentrándose en mi nuca, estómago y tobillo. Un nudo se forma con rapidez en mi garganta, sin que pueda controlarlo, y no entiendo por qué, hasta que la imagen de Theo siendo asesinado por mi padre se cuela en mi mente.

Abro los ojos de golpe, intentando eliminar esa imagen. Pero el dolor, la ira y la culpa persisten. Toda tranquilidad desaparece y, sin tener control sobre mi cuerpo y emociones, comienzo a gritar y llorar, levantándome de la cama, pero caigo de rodillas en el suelo a la vez que la habitación empieza a temblar con una violencia inesperada, siendo sacudida por una fuerza sobrenatural. Los muebles se deslizan por el suelo, chocando unos contra otros, y los cuadros se caen de las paredes, rompiéndose en pedazos al impactar contra el suelo.

Mis lágrimas empañan mi visión, mis oídos zumban y el sonido ensordecedor de los objetos rompiéndose llena el aire. Siento la vibración en cada fibra de mi ser, como si estuviera siendo arrastrada por una tormenta descontrolada.

La puerta se abre y aparece Clare. Su presencia es como una luz nítida y brillante en medio del caos que siento. Se acuclilla frente a mí y sujeta mi rostro, obligándome a enfocarme en ella. Aún así, la habitación sigue temblando y retumbando, expresando lo que se acumula en mi garganta.

—Respira conmigo —murmura. Su voz es suave y calmada, todo lo contrario a lo que experimento—. Vamos, hazlo.

—Clare... —susurro, ahogada por el llanto—. Clare...

—Estoy aquí. Estoy aquí.

Niego con la cabeza, desesperada. No es eso. Es...

—Me duele... —digo casi sin aliento—. Me duele...

Ella limpia mis lágrimas que no cesan. Me concentro en sus ojos claros y brillantes, llenos de paz y ternura. En serio lo intento, pero por primera vez su presencia no me consuela.

—Haz algo, por favor... Clare... —balbuceo.

No es mi cuerpo lo que me duele, no es eso lo que me atormenta. Es mi alma, si es que tiene algún sentido, y no sé cómo calmarla.

Clare me envuelve con sus brazos y mi rostro queda contra su pecho. Los latidos de su corazón son inquietos y trato de contarlos, pero no funciona. Mi dolor crece y, como resultado, la habitación tiembla aún más, haciéndome creer que está al borde de desmoronarse. Escucho otro cuadro caer y la ventana cruje en señal de que se está rompiendo poco a poco.

Las palmas de Clare están sobre mi espalda y, al instante, siento algo eléctrico y frío recorrerme. Un hormigueo se extiende donde ella coloca sus manos y siento que absorbe algo de mi cuerpo lentamente, aunque no lo suficiente para eliminar todo de mi ser.

Retira sus manos y emite un quejido de cansancio.

—No puedo hacerlo —dice—. No puedo quitarte el dolor. Es demasiado...

La caza del vampiro ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora