Capítulo 16: Posible asesina

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♔︎ 16: Posible asesina ♔︎


Cuando cae la noche por completo, nos reunimos en silencio en el patio trasero. Hay una ligera brisa fresca, y el olor a tierra y humedad se impregna en mis fosas nasales. El ambiente me transmite tranquilidad, pero esta se disipa al ver que, junto a Henry, vienen las reinas.

No tenía idea de que ellas serían parte de esto. Pensé que sería algo más personal, solo yo, Clare y Henry.

Evito a toda costa mirar a la reina Evangeline, incluso cuando se coloca frente a mí.

—Lamento lo de Theodore —dice suavemente, extendiendo su mano hacia mí, pero la rechazo.

—Y yo lamento mis modales, pero no quiero que intente leer mi alma o algo así para darse cuenta de cuánta oscuridad hay en mi interior en este momento.

—Sobre eso...

—No es el momento, su majestad.

Ella se queda frente a mí unos segundos en silencio, antes de hacerse a un lado. Al instante la reina Annaliese aparece. Esta vez, levanto la cabeza.

—Me alegra ver que estás a salvo —dice neutral, dándome una sonrisa cortés. Yo no me alegro. Siento como si mi vida hubiera sido intercambiada por la de Theo—. Y, por supuesto, lamento lo de Theodore. Era un gran chico, pero eso ya lo sabes.

Mi respuesta es una pequeña sonrisa, casi sin ganas, hasta que ella se va junto a su esposa.

Mi estómago se revuelve en nerviosismo cuando comenzamos a formar un círculo amplio y cada uno empieza a encender su propia linterna de papel. A pesar de mis esfuerzos por evitarlo, siento un nudo en la garganta y mis manos tiemblan, lo que me dificulta un poco lograr encenderla. Me muerdo el interior de la mejilla, concentrándome en el ligero dolor que me causa, negándome a derramar más lágrimas.

Acordamos que cada uno diría algunas palabras a Theo. Estamos todos en silencio, esperando a que alguien tenga el valor de iniciar. Henry carraspea, y decide ser el primero en hablar.

—Desde que apareciste en mi vida, nunca imaginé que me encontraría en esta situación —dice, mirando al cielo—. Nunca pensé que sería yo quien daría unas palabras como despedida. Se supone que... —Suspira y guarda silencio un momento, demostrando lo mucho que le cuesta y duele hacer esto—. Se supone que es el hijo quien despide al padre, no al revés. Porque eso fuiste y eres para mí; mi hijo. Y espero de todo corazón que lo hayas sabido en vida.

Desvío la mirada de Henry, siendo incapaz de presenciar cómo las lágrimas caen de sus ojos con fuerza.

—Cuando llegaste a casa eras un joven tímido. Mirabas todo con inocencia y dulzura, y no te atrevías a tocar nada. A pesar de eso, siempre vi en tus ojos fuerza y determinación, y lo confirmé el día en que me pediste que te entrenara para ser cazador. Yo no quería que lo fueras porque me daba miedo, pero me convenciste. Entonces, te vi esforzarte y dar lo mejor de ti día tras día. De ser un chico cohibido, te convertiste en alguien valiente, decidido y alegre.... Siempre agradeceré que hayas aceptado ser parte de mi vida.

Me atrevo a mirarlo nuevamente. Henry tiene sus ojos fijos en la luz de su linterna mientras forma una sonrisa que es débil y melancólica. Los recuerdos azotan mi mente, llevándome al día en que lo conocí. Le costaba mantener la mirada fija, y apenas hablaba. Poco a poco fuimos ganando confianza, en donde él me apoyó por lo de mi madre y yo a él a adaptarse y aceptar que tenía una vida segura. Siento que el pecho se me aplasta... Su vida dejó de ser segura desde que entró al mundo de la caza de vampiros.

La caza del vampiro ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora