prologo

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Regina jamás le dio importancia a las habladurías sobre la nueva secretaria de su esposo, solo pensaba que intentaba ver su capacidad de seguridad sobre su marido, confiaba plenamente en el, jamás había sido intento con ella, incluso con sus hijos nunca hubo un descuido de su parte, al contrario cada fin de semana la pasaban juntos, no había algo extraño que pudiera notar.

Hasta esa noche que él estaba plácidamente dormido, el domingo fue un día de locos con sus suegros, así que ella decido darse una ducha mientras su esposo, dormía en la cama.

Salió de ahí, secando su cabello, algo llamo su atención nunca le dio impotencia a las notificaciones que llegada de su esposo, pero la insistencia la hizo tomar lo que partiría su corazón.

A quien llamaría la intrusa de su matrimonio, miro a su esposo que seguía dormido, y el dolor en su cuerpo como el temblor de sus piernas flaquearon cubrió su boca para no gritar y sentir la agonía de una traición.

Se aferró a la negación y dejo todo como si nada hubiera pasado, se preguntó a si misma que había estado mal en ella, estos doce años, se ha dedicado en cuerpo y alma a su hogar en atenderlo, en no descuidar a sus hijos, y el paga de esa manera, no compendia el error.

Dicen que callar y no enfrentar es lo peor que puedes hacer en la vida, la mentira te carcome y ver a esa persona que tenían en un pedestal traicionarte, la sonrisa de su esposo, y como de su boca decía amarte, le dolía mas que todo en el mundo.

Pero comprobarlo con tus propios ojos la hizo caer tan fuerte sobre el suelo, que el amor nunca es suficiente para la otra persona, por más que des todo de ti, jamás vera el sacrificio que haces por ella.

—Buenos dias señora Zacarías, me alegra verla por aquí.

—Lo mismo digo, vengo a entrar el teléfono de mi esposo, se le quedo en la mesa —sonrió la mujer.

—Por supuesto el señor está en su oficina, la vi entrar —comentó la mujer amablemente.

Tomo la perilla, y avío la puerta escuchado los gemidos haciendo eco en esa oficina, no estaba preparada para lo que estaba viendo, aquella ropa tirada su esposo sentado bombeando el cuerpo de esa mujer como una animal salvaje, que saltaba sobre su carne encajando sus uñas en sus hombros.

— ¡Edmundo! Si mi amor, así mi amor, te amo —gemía aquella castaña — ¡no pares! ¡No pares amor!

Regina no pudo evitar soltar un grito de dolor ante la traición de su esposo, follandose a su secretaria, se sintió tan sucia de solo saber que la estaba engañando, y que aun después de su asquerosidad cumplía con su debe de marido.

— ¡Regina! —exclamo acalorada su esposo, empujando a la mujer.

Los ojos de su esposa se posaran en su miembro semi erecto sin ninguna protección, las lágrimas ardían en sus ojos, mientras el buscaba su pantalón para cubrirse.

—Es así como terminas doce años de matrimonio —la voz de Regina apenas podia salir de su garganta —Como... ¡Cómo pudiste! —reclamo ella.

—Regina déjame explicarte, solo... —Edmundo tambalea ante la bofetada de Regina.

—En tu vida vuelvas a dirigirme la palabra y con esta —miro a la joven secretaria.

—Edmundo y yo nos amamos, desde hace meses señora, si Edmundo no la deja es por sus hijos, solo por ellos, pero desde hace meses hemos estado juntos.

—No puedo creerlo —no iba a seguir escuchando no cuadno había visto suficiente. —Bien quédatelo, pero una vez que lo hacen se les hace costumbre.

—El me ama —se puso de pie la mujer sin importar estar desnuda. —Debería darle el divorcio, no sé porque insiste en aparentar que son felices

—Eres joven e incrédula bien, entonces esto te quedara perfecto —le lanzo el anillo en la cara. —Tipas como tu no merecen ser tratadas con respeto.

— ¡Regina! ¡Espera! —escucho decir de su esposo saliendo de ese lugar con los ojos llenos de lágrimas.

Pero verlo partir ese día de su casa tomando sus cosas, y decir que todo se le salió de control, la típica frase, pero lo que más le dolió fue ver a sus hijos suplicando que no se fuera, mientras ella los abrazaba con fuerza.

Se miró al espejo lloro toda la noche, pensó que el arreglaría las cosas, pero que equivocada estaba, se burló de ella misma creyendo tener un matrimonio perfecto, un esposo perfecto, quien todos los días le demostraba su amor, podría poner las manos al fuego por él, podría hacer lo que fuera para regresar el tiempo, hacer caso omiso, pero no puedes tapar con el sol con un dedo.

No cuando te han arrebatado todo y eso incluye el dolor causado a sus propios hijos, que ahora la ven como la culpable de todo.



LISTAS PARA HACER BILIS XD

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