12

3.7K 276 35
                                    







—Agradezco tu ayuda, no debiste, mucho menos ver aquello, es vergonzoso, lo siento mucho quiero disculparme por ello.

—¿Disculparte? Porque por la loca de suegra que tenías, descuida, uno nunca sabe en qué clase de familia se mete hasta que ya está dentro, ahora solo intenta hablar con tus hijos, conozco un amigo, vendrá ayudarte para que te asesore en esto, se viene la cosa fea.

—Eso lo sé, realmente aun así me siento tonta y estúpida, porque no tenías por qué ver eso, ahora sabes que mi vida no es perfecta, no como yo creí que era.

—Bueno no siempre se puede tener perfección, en un matrimonio, siempre habrá altos y bajos. ¿Qué es tan gracioso?

—Que, a pesar de todo, nunca has estado casado y hablas como si hubieras pasado por lo mismo.

—No es que pasará por lo mismo, simplemente busco la manera lógica, evito casarme y agradezco no hacerlo.

—Bueno a veces uno dice nunca y nunca se sabe.

—Paso, ahora que hacemos con tus niños.

—¿Cómo qué hacemos?

—Me refiero que si vas a querer que te ayude con las habitaciones.

—Yo me encargo, ya hiciste mucho.

—Si es así, bueno iré a preparar algo de comer, fue un viaje largo y deben tener hambre, supongo que les gusta las hamburguesas, bien a que niño no le gusta.

—Hay Efraín—dijo ella como el salía de la sala.

Fue hasta la habitación, debía hablar con sus hijos se merecen darles una explicación, y esperaba que ellos la entendieran. Ahí estaban ellos con la cara de preocupación con muchas preguntas reflejando sus pequeños rostros.

Se acercó a ellos y se sentó en la cama indicando que hicieron lo mismo.

Los abrazo con fuerza, necesitaba de ellos, después de estas largas semanas, sin verlos, sin sentirlos, sin importar que la última vez estuvieran enojados con ella, son sus hijos, ella los pario con dolor y todo eso se los pasaba, porque son lo más maravilloso que le han pasado en la vida, sus únicos amores.

Toco la barbilla de Carmen que estaba con la nariz roja de llorar, beso su frente, susurrándole que aquí estaba ella.

—Mama, no nos vas a dejar de nuevo, no quiero quedarme con mi abuela.

—No mi amor, no estará con su abuela, solo quiero saber cómo es que llegaron con ella, creí que estarían bien con su padre, ustedes mismo deseaban quedarse con él.

—Pero esa mujer es muy mala—limpio la pequeña sus ojos.

—¿Te hizo algo? Dime Carmen esa mujer hizo algo contigo—espeto Regina con un coraje en su garganta.

—No es que sea mala mama, es solo que papa hace lo que ella quiere—comento Andrés acercándose a su madre—Papa nos mintió, no me agrado esa mujer, cuando llegamos ella nos miró muy feo y siempre buscaba un pretexto para que papa nos regañara.

—Ven cariño sé que estas molesto conmigo, pero compréndeme deseaban tanto irse con su padre, no quería decirles que el...Él tenía otra pareja, es muy difícil para mí, pero cometí un error, siempre hay que hablar con la verdad por más dura que sea, sé que son pequeños muy inteligentes, y ahora lo veo cariño, me disculpo por ello, no volverá pasar, se los juro ahora quiero que se sientan cómodos aquí.

—Está bien mama, que pasara con papa.

—De tu padre me encargare, porque dejarlos con su abuela no fue justo, él es su padre y como tal vez debe estar con ustedes, no dejarlos con la abuela, y también fue mi culpa no decirles que el tenia alguien más.

—Papa tendrá otro bebe—comentó Carmen triste—Ya no nos va querer, la abuela estaba feliz, que tendrá el nieto que siempre deseo con ella. —eso fue otro golpe para Regina, pero también un odio hacia esa mujer, como puede decir eso delante de sus hijos que son sagrados.

—No importa lo que haya dicho ella, solo quiero que sean niños de buen corazón, que, aunque su papa tena otro hijo, siempre serán sus hijos—Andrés la abrazo—Te extrañe Andrés.

—Yo también mama, tú también tendrás hijos con ese señor—Regina frunció el ceño—El que habla raro.

—Claro que no, ustedes son mis amores, además porque hablamos de eso, solo quiero que descansen un poco.

—Puedo ver la casa de la tía.

—Por supuesto cariño, Carmen me ayudas a poner sábanas limpias a la cama, y después abajamos a sacar la basura.

Efraín suspiro había sido un dia de rábano con esa mujer, él ni mosca tenía que ver, pero como le dio coraje esa vieja bruja, amargada le hacía falta macho para que se le quite la frustración.

Se sacudió la cabeza y era mejor prepara la carne, les ha ira unas ricas hamburguesas para que se le pase el mal sabor a esos niños por tener una abuela como esa.

Empezó a cenar animado, si algo tenía el adoraba cocinar, desde que tiene razón, y empezó a trabajar para el mismo se cocinaba, no necesitaba quien le cocinara si el podía hacerlo.

Andrés se detuvo al verlo, camino silencio sin dejar de ver al extraño porque eso era para él, como también el recelo de hijo despertó ante el nuevo intruso, ella no tenía amigas, solo la tía Tania, y ahora tenía un amigo hombre.

Sonrió como se le había caído un pan que Ferian lo miro.

—Ya que estas de mirón ven ayúdame, hay que poner la mesa, para que coman, tu mama no tarda en bajar con tu hermana—comentó Ferian volviendo hacer lo suyo.

La escena era extraña para el chico, la forma en que le hablaba parecía como si fuera su padre, y eso no le agrado, mucho menos porque estaba aquí con su mama a solas. Debia cuidarla de hombres extraños.

—Vas a quedarte, pásame la mayonesa, te gusta con queso, y verduras, aunque a mí siempre termino quitándole el tomate y los pepinillos.

—A nadie le gusta los pepinillos.

—En eso tienes razón—le sonrió Efraín amablemente—Has crecido mucho Andrés—el pequeño frunció el ceño.

—Usted me conoce.

—Sí, el dia de la boda de tu tía ahí andaba yo, se ve que eres un buen hijo, ahora más que nunca tu mama necesitara de ti y tu hermana, háganla sentir orgullosa.

Andrés no respondió, solo entrego la mayonesa, no dejaba de verlo, y eso hizo sentir incómodo al mismo Ferian, ese niño no podía ver a otra parte. Que se puede esperar de un niño como el que tiene curiosidad por saber de ese hombre, quería preguntarle algo, pero su madre interrumpió con Carmen, que irían a sacar la basura.

Los dos asintieron, pero no sin antes Regina le indico que ayudara, el chico respondió que lo haría mientras Efraín bromeo que lo pondría a trabajar, pero no se quedaría con dudas

—¿Y tú quién eres? —preguntó el chico desconfiado cuando su madre se fue con Carmen. —Dices que me conoces, pero eso no me convence, menos como le hablas a mi mama, con...Confianza.

—Solo un amigo, vas a querer hamburguesa con todo, porque muero de hambre. —Andrés lo observo, no sabía que su mama tenía amigos y el parecía conocerla mucho.

—Pero te gusta mi mama —espeto que Efraín jadeo al quemarse con el sarten. —Porque mi madre no tiene amigos, hombres.

—¿De dónde sacas eso? Mejor ayúdame, ya que seremos dos hombres de la casa, debemos poner orden también, pásame los platos —inquirió Efraín, mira al chico buscarlos.

¿Gustarle Regina? Era linda, pero solo es una amiga, una amiga que tiene compromisos y que ahora él les haría de comer.

Lo más simple de ello fue verse en el comedor, comiendo con dos niños y como Regina sonríe agradecida por ser atento con sus hijos, era mejor comerse su hamburguesa y ver que hacía con su tiempo.

Mientras le daba una mordida no podía dejar de ver a los tres y sentirse algo extraño y eso se daba que nunca había comido en familia.

ABANDONADADonde viven las historias. Descúbrelo ahora