—¿Seguro que estás bien?
—Sí, yo estoy bien. Estuve aquí contigo cuando ocurrió el accidente así que no te preocupes —sonrió en grande. Se acercó y lo tomó de los hombros para jalarlo con él en esa cama.
Xiao entendió y como antes, se acostó reposando su cabeza en el pecho de su pareja.
—¿Te preocupaste por mí? —sonrió el menor acariciando con sutileza los mechones cayendo por su frente.
—Sí —su respuesta es directa pero seca, tal vez sin ninguna emoción en ella.
Aether sonrió con sus mejillas sonrojadas. Desde que conoce a Xiao, siempre creyó que era alguien a quien le cuesta expresar sus emociones por todas las cosas que vivió, y él comprendía eso, así que no es capaz de ponerle presión sobre sus hombros y prefiere darle su tiempo.
Aether plantó sus labios en el cuero cabelludo del azabache, dejando un tierno beso en su cabeza sin detener las suaves caricias que hace sobre el rostro del híbrido. Siente tanta paz cuando está con él, cuando se quedan abrazados en total silencio en ese cuarto y cuando siente que es el único que tiene el privilegio de tocarlo; Xiao es especial para él.
Xiao suelta un resoplido que llamó la atención de Aether; viene haciéndolo desde ya varios días.
—¿Pasa algo? —baja su mirada a su pálido rostro.
—No es nada —lo abraza más fuerte, sintiendo la tranquilidad de los latidos acelerados del rubio bajo su oreja.
Aether obviamente no le creyó.
—Dime qué pasa —hizo un mohín. Quería que el azabache le cuente todo, si tiene molestias, incomodidades o dudas, quiere saberlo todo para ayudarlo en lo que sea.
—Estaba pensando en el Rito de la Linterna —responde. Sus palabras desconciertan al menor.
El rubio no tenía idea de que al híbrido le interesaban esas cosas festivas y eventos donde siempre hay muchas personas.
—¿Qué pasa con eso?
—Me dieron ganas de verlo contigo —sonaba tan afligido, tan decepcionado. Aether sintió un nudo en su garganta al escuchar su tono tan desolado.
—A mí también me gustaría.
Xiao sube a mirarlo.
—Pero no podemos, sabes porqué —Xiao comprende, y baja su vista apoyando su mejilla nuevamente en el pecho del menor.
—Está bien, lo entiendo.
Aether escuchó un "crack" rompiéndose dentro de su pecho. Verlo tan mal por algo así lo hacía sentir culpable, deseaba tanto darle la oportunidad a Xiao de ver el mundo exterior una vez más y en especial el día de mañana, el día especial para muchas personas donde se celebra esta festividad tan famosa en la ciudad de Liyue; famosa por sus brillantes linternas danzando en el aire, acompañadas de las hermosuras bailarinas de las cometas en un espectaculo tan brillante y deslumbrante de ver para los afortunados de la gente de Liyue y otras naciones que viajan solamente para presenciar tan luminosa escena.
Si es que esto ayuda a animar al azabache, Aether se inclina a dejar un suave y duradero beso en su mejilla.
El rubio esboza una tenue sonrisa para subirle los ánimos.
—No me gusta verte triste —con sus dígitos, acarició suavemente sus pómulos, ganando que Xiao lo mire a los ojos.
—Lo siento —Aether apretó con fuerza sus labios sintiendo sus ojos acuosos solo de escuchar el tono abatido en esa disculpa.