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Pasó un mes desde la desaparición del Garuda y no hay rastros de él. Era como si el viento se llevara su existencia como a los otros de su especie.

Aether se sintió extraño en ese tiempo y no sabe el origen del por qué. Tal vez solo estaba siendo paranoico y todo estaba dentro de su cabeza. Está casi seguro de que no es nada pero, esa inquietante sensación de sentirse observado no lo dejaba tranquilo fuese dónde fuese.

Actualmente, está trabajando con una muestra pequeña de un Slime Dendro, una criatura extraña que vive en el bosque y suelen ser escurridizos bajo la tierra, lo que los vuelven difíciles de atrapar.

Al lado de él está Eula en lo suyo. Ella se gira al científico para hablarle sacándolo de sus pensamientos.

—Aether —ella susurra, lo que extraña a Aether—, conseguí algo increíble —eso bastó para llamar su atención y que el rubio deslizara su silla hasta ella.

—¿Por qué susurras?

—No quiero distraer a los chicos de sus investigaciones —explicó—. En fin, ¿Ves esta piel? —mostró la muestra dentro de esa bolsa.

Aether asiente.

—Seguí investigando y —guarda silencio por unos segundos—, es piel de Naga.

—¿Naga?

—Como el Garuda, es una criatura mítica de siglos atrás que puede tomar la forma de un humano —Aether abre los ojos, estupefacto.

—¿Estás segura? —él miró la investigación en la computadora en el escritorio de la chica.

—Completamente —su vista vuelve a Aether—. Y además, encontraron más muestra de esta piel en el bosque. Seguro que son más de uno.

—El jefe tiene que saber de eso —la miró de nuevo—, puede ser peligroso si alguien merodea por ahí —la chica asiente.

—Le llevaré esto cuanto antes —un solo botón y su investigación, ahora salía en físico en una impresora con una totalidad de dos hojas. Las apiló y se levantó para salir del laboratorio.

Aether suspiró y volvió a su investigación, probando las interesantes reacciones que obtenía de la muestra de Slime al contacto con diferentes elementos.

—Eula, ¿Qué te trae por aquí? —recibió a la peliceleste con una amigable sonrisa desde su escritorio como siempre y quitando su atención de su computador para brindársela a la chica que entró no hace más de cinco segundos

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—Eula, ¿Qué te trae por aquí? —recibió a la peliceleste con una amigable sonrisa desde su escritorio como siempre y quitando su atención de su computador para brindársela a la chica que entró no hace más de cinco segundos.

—Hay algo que tiene que saber —esas palabras bastaron para borrar la sonrisa del hombre y centrar la vista solamente en ella—. Mire —le alcanzó los papeles de su investigación.

El peliverde observó a detalle profundo las letras impresas en ellos.

—¿Nagas? —su vista sube a la chica de nuevo. Ella asiente.

𝙴𝚇𝙿𝙴𝚁𝙸𝙼𝙴𝙽𝚃𝙾 #𝟺𝟶𝟶𝟷 || 𝒳𝒾𝒶𝑜𝒜𝑒𝓉𝒽𝑒𝓇Donde viven las historias. Descúbrelo ahora