Capítulo 15

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Sabía que la hacienda tenía una biblioteca, había escuchado hablar a Draco de ella un par de veces, así que se decidió a buscarla. Aún faltaban un par de horas para la cena, la cual él comía en su habitación por no querer darle el gusto al rubio.

Paseo por casi toda la hacienda en busca de la dichosa biblioteca, tardando casi veinte minutos en encontrarla, claro que hubiera tardado menos si hubiera pedido ayuda, pero no importó. Entró en ella y se paseó por los estantes en busca de algo que llamase su atención. No era un hombre de lectura, pero en momentos así le vendría bien perderse un rato en unas páginas y letras.

- Buenas tardes.

Su corazón se le detuvo un momento para luego latir con rapidez, se giró y observo con sorpresa al hombre que se encontraba allí. Era alto, tenía la nariz ganchuda y su cabello negro le llegaba hasta los hombros.

- Lo siento, no sabía que estaba aquí - se disculpó Harry al verlo, y sentía como poco a poco el susto se le iba.

- Tu debes ser el esposo de Draco – menciono el hombre y lo inspeccionó de pies a cabeza –. Creí que Draco tendría mejor gusto.

Harry enrojeció de coraje y vergüenza.

- ¿Y usted quién es?

- El padrino de Draco, Severus Snape - respondió mientras acomodaba un libro en el estante.

- Claro, usted y Draco tienen la misma actitud - dijo un poco molesto.

- Creo recordar que esta es una biblioteca, si no vas a leer nada, vete - Severus lo echo de la habitación, pero Harry no era muy conocido por obedecer, así que siguió buscando un libro ignorando la presencia de Snape.

Observaba de vez en cuando al hombre, curioso ante su persona. Ya llevaba dieciocho libros en su poder y seguía buscando más.

- ¿Para qué tantos libros, señor? - decidió pregunta al final, no aguantando su curiosidad.

- Me gusta leer - respondió con simpleza y nuevamente Harry confirmó que se parecía a su ahijado.

Snape abandonó la biblioteca con un total de veinticinco libros, mientras que Harry aún no encontraba nada de su agrado. Todos los libros eran aburridos, o en todo caso ya los había leído en la biblioteca Potter. Suspiró mientras seguía en busca del libro predilecto.


..


Draco suspiró dejando de lado unos papeles, necesitaba un capataz con urgencia, podía solo, pero era mucha carga.

Sonrió cuando su padrino entró al despacho y supo la razón.

- ¿Ya tienes todo listo? – preguntó levantándose.

- Así es – asintió acercándose –, volveré en dos semanas, no en dos meses.

Draco sonrió avergonzado, aceptando el reclamo.

- Conocí a tu esposo – cambio de tema –, y no creo que sea todo eso que dijiste.

- A simple vista puede parecer buena persona, pero una vez que lo conoces...

- Conozco bien a su madre – lo interrumpió –, y estoy seguro de que ella lo orillo a actuar en contra de su voluntad. Ese chico tiene una mirada honesta, demasiada honesta para este mundo diría yo.

Draco lo miro unos momentos, que Severus piense eso de él era un gran punto para el azabache, no cualquiera recibía la aprobación de Severus.

- Cuando vuelva hablare con él – informó –, ahora debo partir antes de que sea más tarde.

Lo que la vida me robo (Drarry)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora