xiv. glitch

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❪ 𝖾𝗅𝖾𝗇𝖺'𝗌 𝗉𝗈𝗏 ❫

Dos meses había pasado desde que no veía a João en persona luego de la otra vez.

Él había ido a Ibiza junto a su hermano. Me lo presentó por llamada y por suerte logré entender, a veces João traducía por mi pues no entendía, o incluso Cassie lo hacía.

Luego se regresó a Madrid, aún tenía partidos y la verdad es que no me gustaba tanto.

La afición del Atlético de Madrid era una total mierda, peor que le decían que se fuera al Madrid. Por más que quisiese responder como tal y mandarlos muy a la mierda, no podía y tampoco me dejaban.

Solo tenía que conformarme con decir un par de palabras de ánimo a João.

Manteníamos contacto, hacíamos llamadas, videollamadas o simplemente hablábamos por chat. Yo a veces no respondía, andaba grabando unas nuevas canciones.
Agradezco a João que fue un poco de inspiración en las canciones.

Pero nunca le diré que las canciones son para él.

Anyways, últimamente Damián y George andan actuando bien raro. Coso, hasta mi hija, yo sé que hay algo que no me cuentan y trató de ignorarlo.

—Elena. —la voz de João me sacó de mis pensamientos.

—Felix. —escuche su risa ronca. Me perdieron.

—¿En que pensas, amor? —por más que él llevaba un mes llamándome así siempre me sonrojaba.

—Damian y George, están raros últimamente. —suspiré—. Incluso Cassie lo sabe, yo soy la que no está ni enterada.

—Dê-lhes tempo. —me quedé confundida, había logrado entender.

—¿Tiempo para que, boludo? Literalmente me están viendo la cara, hasta Cassie lo hace. —respondí—. Y ahora vos también. Por lo que me decís vos también lo sabes.

—Amor, escúchame, dales tiempo. —no quiero que me gobiernen pero él me puede.

—Llevan así casi dos meses, y soy la única que no se entera de nada.

—Te lo van a decir, pero todo a su tiempo. —piden tiempo pero no puedo esperar.

—¿Y vos no podes decirme nada? —si no puedes con el enemigo, chantajealo.

—Ni una palabra, amor. —ni modo, medidas extremas.

—Dale amor, decime algo nomás. —yo jamás le llamaba así, pero hay que tener que sacrificarse.

—Ni aunque me digas todos los apodos lindos del mundo te lo diré, Lena. —matate. No mentira.

—Cuando vuelvas te juro que te dejo en abstinencia.—-le advertí.

Aún no habíamos llegado a ese punto (por suerte), y era algo que no quería llegar aún yo.

—¿Apostamos? —me tienta, la puta madre.

—No me tentes por qué sabes que yo voy a ganar. —contesté.

—Nós dois sabemos que não é assim. —de milagro le entendí.

—¿Que querés apostar? —la vida es una así que, jodela.

—Creo que es más que obvio. —respondió entre risas.

—Decimelo o no hay apuesta.

—Tú y yo en una cita, fuera de lo del contrato. —suena fácil, pero si te pones a pensarla bien no.

—Trató. —hubiera aceptado sin la apuesta (mentira)—. Pero si yo gano te quedas en abstinencia hasta que acabé el contrato.

—negócio. —sabra Dios si acepto.

MINE; joão félixDonde viven las historias. Descúbrelo ahora