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❪ omniscient narrator's pov ❫

La pelinegra miraba hacía el portugués que estaba manejando.

—¿Vas a explicar o? —pregunta aún sin entender.

Ella se había levantado y George estaba desayunando mientras hablaba con João. Fue una grata sorpresa para la argentina verlo.

El portugués le había avisado con un día de anticipación, aunque la menor pensaba que se trataba de una broma.

Y ahora ambos estaban en el carro junto a Cassie quién estaba cantando un par de canciones de Trueno o simplemente cualquier cantante argentino. El portugues no había dado más detalles sobre lo que tramaba hacía ambas, era un total misterio. No decía ni el por que estaba en Barcelona.

—Lo sabrás cuando lleguemos. —dijo con su vista fija en la carretera.

—Minimo decíme a donde vamos. —pidió la pelinegra.

La intrigarra la calcomia por dentro, estaba demasiado interesada en saber a donde el mayor la estaría llevando.

—A un lugar que siempre quisiste ir. —comentó—. George me lo dijo.

Elena continuó con cara confundida, no entendía absolutamente nada de lo que estaba pasando en estos momentos. Aunque ahora sabía el porque su hermano estaba actuando raro, por un lado era con lo de su nueva “relación” con su manager y por el otro era por la “sorpresa”, si es que se podría decir así, de parte de João.

—Eso se llama injusticia, ni siquiera me dijiste si era formal o algo. —exclama la pelinegra cruzándose de brazos. Se había puesto lo primero que encontró, y aunque se veía un poco formal no sabía si era para la ocasión o no.

—Te ves bien. —respondió con simpleza.

La menor no dijo nada más, sabía que era inútil decirle algo o pedirle que dijera algo. Él no soltaría ni una palabra.

🦭

—¿Que hacemos acá? —inquirió la pelinegra mirando hacía el lugar que siempre había querido ir desde pequeña.

Era lugar de los entrenamientos del FC Barcelona, aunque quería ir al Camp Nou sabía que aún lo estaban construyendo y tardarían unos años. Aunque estaba contenta de venir acá.

—Ya lo verás. —la menor rodó los ojos.

—Eso dijiste desde el departamento. —le recordó.

—Amor, ten paciencia. —pidió.

La pelinegra no dijo más y simplemente asintió sin ganas. Odiaba cuando él le decía por ese apodo, Elena siempre iba a caer ante él cuando le decía “amor”.

Los tres entraron al lugar siendo dirigidos por alguien del personal por ahí. A João lo mandaron a los vestidores y eso dejo en total confusión a las dos Paredes, ambas fueron dirigidas hacia una terreza con vista a la cancha.

—¿Que haces acá, ma? —preguntó la infanta confundida.

—Y no sé, anda a saber vos. —contestó con la misma confusión—. ¿Que te parece si esperamos un rato y vemos que va a hacer Lix?

La pequeña asintió y se dispuso a jugar en el teléfono de la mayor a cualquier jueguito que tenía por ahí instalados. Mientras que la pelinegra veía al campo tratando de procesar y pensar en que estaba pasando.

No entendía cual era la razón por la cuál ella estuviera acompañando a su novio (ahora lo dice sin comillas la condenada de Elena, atte, Lyn) al campo del equipo que no era en el que estaba.

No pasaron más de veinte minutos cuando vió entrar a João junto a varias personas más, lo raro que se le hizo a Elena fue ver al portugués con el equipaje del Barcelona. Entonce fue cuando entendió todo.

Ella amaba al Barcelona, era uno de sus equipos favoritos después de Boca y ahora saber que su novio jugaría en uno de sus equipos favoritos.

Trato de verle el dorsal, por alguna razón ella tenía curiosidad por saber el número que tenía. Y se dió cuenta que no tenía, y era algo que se veía venir pero tenía fe de que tuviera.

El portugues hizo una seña para que bajará. La menor no dudo en agarrar a su hija del brazo y llevarla hacia el campo.

—¿Esto era? —preguntó la pelinegra apenas había llegado al lado del portugués.

El mayor asintió—Surpresa. —respondió en su idioma nativo.

La menor lo abrazó e invitó a su pequeña hija a unirse al abrazo, esta no dudo en abrazarlos a ambos.

Al separse se tomaron la foto correspondiente ambos, una los tres juntos, otra solo Elena y João, y la otra juntos con los altos mandos del club.

🦭

—¿Te esperabas eso? —preguntó el mayor con su mirada hacía la carretera.

—Y no, tipo si vi que habían unos rumores pero no pensé que fuera real. —contestó la menor—. Aunque quiero saber tu número de dorsal.

El mayor río—Catorce. —contestó sin más.

—Ah, como mi cumpleaños. —dijo la pelinegra y el silencio reino unos segundos hasta que volvió a hablar—. ¿Sos joda, no?

—Inteligente. —fue lo único que dijo.

—Na bueno, vos me estás jodiendo re mal.

—Al próximo club que me vaya le pongo la fecha de Cassie. —avisó.

—Bue, para. —dijo—. Mira si cuando te metas a otro equipo vos y yo no estemos más juntos. —más que una posibilidad era un miedo para Elena. Saber que no volvería a estar de esta forma en un futuro.

—Ambos dijimos que estaríamos juntos después de esto. —no mencionó contrato pues estaban delante de la pequeña.

—Y también acordamos una apuesta, y hasta hora voy ganando. —respondió con una sonrisa orgullosa.

—Deja que lleguemos a casa. —dijo en voz baja.

La pelinegra no entendía a que se refería con eso pero lo dejaría pasar por esta vez.

Por primera vez estaba siendo feliz y no tenía que fingir nada al lado de João, eso le daba tranquilidad. Tal vez por un día olvidó completamente que solo le quedaban unos meses al lado de João, si es que ambos decidían no seguir más.

O tal vez simplemente estaba dejando que las cosas fluyeran por si solas e intentar ser feliz por tan solo una vez en su vida.

Sea como sea, ella estaba feliz y tranquila en ese momento, y para Elena era lo único que importaba, el resto le importaba poco.

🦭

La pelinegra miraba con atención la casa, estaba completamente amueblada, solo faltaban cosas de los dueños.

Si, los, por que João planeaba pedirle que ella y Cassie vivieran con él.

—¿Entonces? —inquiere el mayor al lado de la argentina.

Cassie estaba durmiendo en la cama de lo que sería la habitación de João, y tal vez, solo tal vez también la habitación de Elena.

—Es completamente hermosa, aunque un poco amplia para que vivas vos solo. —contestó dándose la vuelta para verlo.

—E se você vier morar comigo? você e Cassie. —pregunta.

La pelinegra lo miró con cara de “seriously?” (Caroline Forbes reference), no entendía absolutamente nada, solo lo último.

—No te entendí un carajo. —dice sacándole una risa al mayor.

—¿Quieres vivir conmigo? Cassie también. —pregunta otra vez, solo que en español.

La menor se queda en silencio unos segundos pero luego lo abraza fuertemente en señal de afirmación.

—Lo tomaré como un si. —el mayor correspondió el abrazo.

MINE; joão félixDonde viven las historias. Descúbrelo ahora