Capítulo 17: Promesas

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El tintineo de la campana sobre la puerta de la oficina de correos resonó en mis oídos mientras dejaba la carta de Mia en el buzón. La promesa de verla en dos días pesaba en mi mente, llenándome de anticipación y nerviosismo. Sabía que esta carta podría cambiarlo todo, y mi corazón latía con fuerza en mi pecho mientras me dirigía hacia la cafetería donde me encontraría con Sara.

Al entrar, el aroma del café recién hecho y el murmullo de las conversaciones llenaron mis sentidos. Sara estaba sentada en una mesa apartada, su mirada se levantó cuando me acerqué, sus ojos llenos de curiosidad y preocupación. Me senté frente a ella, sintiendo el peso de la carta en mi bolsillo mientras comenzábamos a hablar.

— Sara, necesito hablarte de algo —comencé, mi voz sonando ronca por la emoción contenida. — Recibí una carta de Mia, y... tengo que ser honesto contigo.

Sara frunció el ceño, claramente preocupada por lo que estaba a punto de decir. — ¿Qué pasa, Alex? ¿Qué tiene que ver Mia en todo esto?

Respiré hondo, reuniendo el coraje para enfrentar la verdad. — Mia y yo teníamos una historia, Sara. Una historia que creí haber dejado atrás, pero... recibí esta carta de ella y me ha hecho confrontar muchas cosas.

Los ojos de Sara se llenaron de sorpresa y preocupación mientras escuchaba mis palabras. — ¿Qué quieres decir con 'confrontar muchas cosas', Alex? ¿Qué hay en esa carta?

— Es complicado —murmuré, luchando por encontrar las palabras adecuadas para explicar lo que sentía. — Pero quiero que sepas que mi compromiso contigo es real. Lo que tú y yo tenemos es diferente, es especial.

Sara me miró fijamente, su mirada buscando los míos en busca de claridad. — ¿Estás seguro de eso, Alex? ¿Estás seguro de que puedo confiar en ti?

Asentí con determinación, sintiendo el peso de mis propias palabras mientras luchaba por articular mis pensamientos. — Sí, Sara. Estoy seguro. Quiero estar contigo, ahora y siempre.

Una mezcla de alivio y gratitud cruzó el rostro de Sara mientras absorbía mis palabras. — Gracias, Alex —susurró, su voz llena de emoción. — Gracias por ser honesto conmigo.

— Sara, hay algo que necesito hacer —comencé con determinación, buscando sus ojos en busca de comprensión. — Necesito hablar con Mia. La carta que recibí... solo quiero saber si ella está bien. Necesito encontrar respuestas, entender por qué apareció justo en ese momento y en ese lugar. Necesito encontrar algún significado detrás de todo esto.

Sara asintió con comprensión, tomando mi mano con ternura. — Está bien, Alex. Confío en ti. Haz lo que tengas que hacer —dijo con voz suave, transmitiéndome un apoyo reconfortante.

Tomados de la mano y Después de pronunciar esas palabras tan cargadas de sinceridad, sentí un impulso irrefrenable de acercarme más a Sara. Mi corazón latía con fuerza en mi pecho mientras me movía hacia ella con determinación. Con un gesto suave pero decidido, tomé suavemente su rostro entre mis manos y, sin apartar la mirada de sus ojos, me incliné hacia adelante y deposité un beso tierno en sus labios.

— Sara —susurré apenas, sintiendo el calor de su piel bajo mis manos. — Te necesito en mi vida, más de lo que puedo expresar con palabras. Quiero estar contigo, ahora y siempre.

Vi cómo sus ojos brillaban con una mezcla de asombro y felicidad. — Alex... —comenzó, pero las palabras parecieron escapársele en medio de la emoción.

— No necesitas decir nada —murmuré, dejando que mis dedos acariciaran suavemente su mejilla. — Solo necesito que sepas que cada palabra que he dicho es sincera.

Hubo un instante de silencio, donde solo podía escuchar el sonido de nuestros latidos acelerados. Luego, con un suspiro tembloroso, se inclinó hacia adelante y se dejó llevar por el momento, fundiendo sus labios con los míos en un beso lleno de pasión.

Fue un momento mágico, un instante suspendido en el tiempo donde solo existíamos nosotros dos y la conexión que compartíamos. Y cuando nos separamos, nuestras miradas se encontraron una vez más, llenas de amor y gratitud por haber encontrado en el otro un refugio seguro para nuestros corazones.

Nos quedamos en silencio por un momento, dejando que nuestras palabras se asentaran entre nosotros. Sabía que había tomado la decisión correcta al ser honesto con Sara. Con un sentimiento de alivio y determinación, nos levantamos de la mesa y salimos juntos de la cafetería, listos para enfrentar lo que sea que el futuro nos depare.

Aquello que Nunca FuimosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora