EPÍLOGO

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Meses después...

6 de mayo de 2024.

Panteón Municipal La Estanzuela.

Era un nuevo día en la ciudad. El clima estaba cálido, y el cielo estaba despejado.

Habían pasado meses desde el escape de Adriano, y de la muerte de varios de sus secuaces.

Andrés, Daniela, Melissa, Emiliano y Luciano estaban en el panteón. Estos eran sus atuendos:

Daniela: Blusa celeste de mangas cortas, pantalón azul, zapatos tenis blancos.

Melissa: Blusa blanca de mangas cortas, pantalón negro, zapatos tenis blancos.

Luciano: Playera gris de mangas cortas, pantalón negro, zapatos tenis blancos.

Emiliano: Playera blanca de mangas cortas, pantalón negro, zapatos tenis blancos.

Los cinco estaban frente a la tumba de Osvaldo:

La tumba decía:

"Osvaldo Ventura Solís"

"Un gran amigo, hermano y compañero."

21 de febrero de 2003
8 de agosto de 2023

—Todavía no puedo creer que Osvaldo ya esté descansando en paz —dijo Andrés triste.

—Lo sé, Andrés... —dijo Daniela triste—. Al fin, ya puede descansar en paz después de todo.

—Tienen razón, chicos —dijo Emiliano tranquilo—. Sobre todo, porque hoy se le va a dictar sentencia a Roberta por lo que hizo.

—Así es, Emiliano —dijo Melissa tranquila—. Finalmente, todo ha terminado. Alan por fin podrá seguir adelante con su vida.

—Así es, Melissa —dijo Daniela tranquila—. Dicen que Roberta terminó muy mal.

—Es una pena que Roberta haya quedado inmóvil, después de ese disparo —dijo Luciano triste—. La verdad, es que siento un poco de lástima por ella.

—Sí, es muy triste —dijo Daniela triste.

—Lo sé. Esto no se lo deseo ni a mi peor enemigo —dijo Andrés tranquilo—. Pero para bien o para mal, me siento un poco mal por Carlos.

—Yo también, Andrés —dijo Daniela un poco triste—. Sé que también nos hizo daño, pero nunca le hubiera deseado un destino tan trágico como el que tuvo.

—A pesar de que quería aprovecharse de mí, no le deseo nada malo... —dijo Melissa un poco triste—. Sólo le deseo lo mejor, donde quiera que esté.

—Lo sé, chicos. Lo sé —dijo Emiliano—. En fin, sólo nos queda dejar todo esto atrás y seguir adelante con nuestras vidas.

—Así es, chicos —dijo Luciano tranquilo—. Finalmente, toda esta pesadilla ha llegado a su fin. Ahora podemos seguir adelante con nuestras vidas, y no mirar atrás.

—Caray, después de todo lo que paso, no puedo creer que Adriano haya escapado y se haya salido con la suya —dijo Daniela triste.

—Lo sé, Daniela. Sólo espero que, donde quiera que Adriano esté, no pueda descansar tranquilo —dijo Andrés tranquilo—. Tarde o temprano, la vida le va a cobrar todo lo que ha hecho.

—Sí... —dijo Luciano tranquilo—. En fin, ¿Qué tal si vamos al centro comercial y comemos unos boneless?

—Sí, claro —dijo Daniela.

En el Ojo del Huracán (TERMINADA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora