32: Nos vemos en el infierno

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Más tarde…

Parque Avándaro.

Andrés, Daniela, Emiliano y Melissa estaban en el parque Avándaro, caminando tranquilamente.

—No puedo creer que alguien le haya disparado a Roberta… —dijo Melissa.

—Pero al menos Alan ya está sano y salvo —dijo Daniela.

—Lo sé —dijo Andrés preocupado—. Me dijo la policía que Roberta se salvó, pero quedó inmóvil. Y así se va a quedar para siempre.

—Dios mío, qué horror… —susurró Melissa preocupada—. Todavía no puedo creer lo que Carlos le hizo a Katia. Tampoco puedo creer que él haya muerto de esa forma.

—Sí, qué horror... —dijo Emiliano preocupado.

—No puedo creer que Roberta esté muerta en vida, Andrés… —dijo Daniela preocupada.

—Aún no puedo creer todo lo que estamos descubriendo… —susurró Melissa preocupada.

—Pero pronto se hará justicia, Melissa —dijo Andrés tranquilo—. Ya lo verán.

—Ojalá, Andrés —dijo Emiliano.

—Sólo espero que Alan pueda salir adelante, después de todo lo que pasó —dijo Daniela triste.

—No puedo creer que Roberta haya abusado sexualmente de Alan… —dijo Melissa.

—Ni yo, Melissa… —dijo Daniela triste—. La verdad, es que nunca me imaginé que Roberta fuera capaz de tanta maldad.

Emiliano se puso frente a frente con Andrés.

—Andrés, sé que ya es demasiado tarde —dijo triste—. Pero quiero pedirte perdón por todo lo que te hice. Es que siempre estuve cegado por la amistad de Adriano, y nunca me di cuenta de la clase de persona que es, hasta que ya era tarde.

—Emiliano... —dijo Andrés tranquilo.

—¡Quise castigarte, pero era yo el que estaba siendo castigado! —dijo Emiliano triste—. Pero ahora que vi cómo era Adriano en realidad, decidí romper todo lazo con él, y darme cuenta de lo importantes que son mis amigos y mi familia. Por eso te pido perdón, y quiero que tratemos de ser amigos, si tú quieres.

—Está bien, Emiliano. No pasa nada —dijo Andrés sonriendo.

—¿Amigos? —preguntó Emiliano sonriendo.

—Amigos —dijo Andrés sonriendo.

De repente, mientras los chicos caminaban, una camioneta negra llegó hacia el parque. Cuatro hombres de negro salieron de ahí y sometieron a Andrés, causando el terror de Emiliano, Daniela y Melissa.

—¡Suéltenme, qué está haciendo! —exclamó Andrés asustado, mientras un hombre lo sometía.

—¡Suéltelo! —exclamó Melissa horrorizada, mientras dos hombres la sometían, y trataba de zafarse de ellos—. ¡Dejen a mi hermano! ¡No le hagan daño, por favor!

—¿Qué está pasando? —preguntó Emiliano sorprendido.

—¡Suelten a Andrés, por favor! —gritó Daniela mientras otro hombre la sometía.

—¡Déjenme en paz, por favor! ¡Yo no he hecho nada! —exclamaba Andrés, mientras los hombres de negro lo sometían.

—¡Suéltenme, por favor! ¡Yo no hice nada! —gritó Melissa mientras los hombres de negro la sometían.

—¡Dejennos en paz ahora mismo! —gritó Daniela mientras trataba de zafarse del hombre que la sometía.

Mientras los hombres sometían a los chicos, Adriano apareció y se les acercó.

En el Ojo del Huracán (TERMINADA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora