8: La traición no se perdona

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Más tarde...

Parque Avándaro.

Melissa estaba en el parque Avándaro, sentada en una banca.

De repente, Carlos llegó al parque y se acercó a Melissa. Ésta empezó a sonreír, pero Andrés, quien estaba lejos, detrás de un árbol, no lo veía con buenos ojos.

—Hola —dijo Melissa sonriendo.

—Hola —dijo Carlos sonriendo.

Melissa y Carlos empezaron a hablar, mientras él se sentó en la banca con ella.

—Siento mucho lo de tu papá —dijo Carlos amablemente—. No sabía que había fallecido, hasta ahora me acabo de enterar.

—Gracias —dijo Melissa tranquilamente—. Quiero tratar de animarme y concentrarme en lo que más me gusta.

—Esto tomará mucho tiempo —dijo Carlos amablemente—. Mira que yo también perdí a un ser querido. Y simplemente tengo que convivir con el dolor que me causó perderlo.

—Te entiendo —dijo Melissa—. Hay heridas que no sanan, y simplemente tenemos que aprender a convivir con ellas. Solo espero que la vida me dé fuerzas para seguir adelante.

—Bueno, no pasa nada. Ya te había visto en el funeral de tu papá, pero no te había tratado —dijo Carlos—. Y me dijeron que vivías aquí. Tú te llamas Melissa Abascal, ¿no?

—Sí, así me llamo —dijo Melissa presentándose ante Carlos.

—Mucho gusto. Yo me llamo Carlos Villamizar —dijo Carlos presentándose ante Melissa.

Los dos chicos hicieron sus presentaciones y platicaron cómodamente.

—¿Así que vives aquí, Melissa? —preguntó Carlos amablemente.

—Sí, desde siempre —dijo Melissa un poco triste.

—Es bueno saberlo —dijo Carlos—. Yo vivo un poco al sur. Si quieres, podemos ser amigos.

—Así es —dijo Melissa sonriendo.

Melissa y Carlos disfrutaban platicar juntos. Andrés prefirió alejarse de ellos, pero no dejaba de mirar a Carlos de reojo.

—¡Ese maldito! —susurró en silencio y molesto—. Encima de que pudo haber matado a mi padre, se da el lujo de coquetear con mi hermana menor.

Sus celos se hacían cada vez más evidentes. Era obvio que no soportaba ver a su hermana menor con Carlos.

—No, no dejaré que Carlos le haga daño a mi hermana, así como Adriano lastimó a Daniela —dijo molesto.

Carlos y Melissa seguían platicando.

—¿Entonces, Melissa? —preguntó Carlos amablemente—. ¿Qué tal si mañana vamos a Galerías Valle Oriente?

—Me encantaría —dijo Melissa sonriendo.

—Muy bien —dijo Carlos—. Mañana vamos con unos amigos.

—Con gusto —dijo Melissa.

Melissa y Carlos apenas se habían conocido, y ya tenían planes para verse al día siguiente. Andrés se enojaba al saber que su hermana menor estaba cada vez más cerca de Carlos.

***

Más tarde...

Parque Hundido Las Torres.

Daniela estaba caminando por el parque Hundido Las Torres, para terminar su día. Portaba una blusa blanca de tirantes, minishort negro y un par de zapatos tenis blancos. Aún se sentía triste después del funeral del padre de Andrés, aún si ya habían pasado varios días.

En el Ojo del Huracán (TERMINADA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora