5: Con Adriano Villamizar no se juega

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Más tarde...

Casa de los Arévalo.

Luciano vivía en la colonia Del Paseo, en la calle Paseo de las Fuentes. Vivía en la casa marcada con el número 5240.

Estaba con Andrés en la sala de la casa, ambos sentados en el sofá marrón. Portaba playera gris de mangas cortas, pantalón de mezclilla negro y zapatos tenis blancos.

Los dos chicos platicaban.

—Siento mucho lo que le pasó a tu familia, Andrés —dijo Luciano triste.

—Gracias, Luciano... —dijo Andrés triste—. De verdad que no puedo creer que esto me esté pasando. No sé quién habrá mandado a matar a mi padre.

—Quién sabe... —dijo Luciano muy triste—. Solo espero que quien te haya hecho esto, lo pague muy caro.

—Dios te oiga, Andrés... —dijo Andrés triste—. No sé quién me habrá hecho esto, pero sospecho que habrá sido algún enemigo.

—¿Adriano Villamizar? —preguntó Luciano sorprendido.

—No lo sé... —dijo Andrés tranquilo—. Adriano arremetió contra mí, pero, no creo que sea capaz de llegar a tales extremos.

—Quién sabe —dijo Luciano—. Yo tampoco creo que Adriano llegué tan lejos como para querer mandar a matar a un ser querido de alguien.

De repente, alguien tocó el timbre de la casa. Luciano se levantó del sofá y caminó hacia la puerta para abrirla. Era Matías quien estaba tocando el timbre. Matías usaba una playera roja de mangas cortas, short deportivo negro y un par de zapatos tenis blancos.

—Hola, Luciano. Hola, Andrés... —dijo Matías amablemente.

—Hola, Matías. Entra —dijo Luciano.

Matías entró a la casa de Luciano, y se acercó a Andrés para decirle algo.

—Siento mucho lo que te pasó, Andrés... —dijo mientras se sentaba en el sofá junto a Andrés.

—Gracias, Matías... —dijo Andrés triste—. ¿Volviste a pelearte con Roberta?

—Sí, es que tuvimos un altercado, por lo de Osvaldo... —dijo Matías triste.

—Ya sabemos que ella no acepta que Katia sea feliz —dijo Luciano mientras se acercaba al sofá y se sentaba junto a Matías y Andrés.

—Sí. Todos tenemos problemas... —dijo Andrés triste—. Alguien mandó a matar a mi padre.

—Te entiendo, Andrés... —dijo Matías triste—. Y me imagino que no sabes quién lo hizo.

—No, no lo sé... —dijo Andrés triste.

—Esperemos que tu papá descanse en paz, Andrés —dijo Matías—. Y que quien haya hecho esto, lo pague muy caro.

Andrés se sentía muy mal tras haber perdido a su padre. Pero entendió que debía mantenerse fuerte y comenzar de cero.

—Voy al baño, chicos —dijo Luciano tranquilo.

—Está bien —dijo Andrés.

Luciano se levantó del sofá y caminó hacia el baño. Ahí empezó a asustarse, después de que Andrés mencionara lo de su padre. Se sentía culpable por lo ocurrido. "¿Cómo le voy a decir a Andrés que Adriano me amenazó?", pensaba.

***

Más tarde...

Parque Murazano.

En el Ojo del Huracán (TERMINADA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora