cap 16

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Felipe Gonzáles Otaño.

No dormí durante toda la noche, no podía. Miel no dejaba de llorar y me partía el alma verla así; me siento poco empático, siento que no estoy haciendo nada para ayudarla pero tampoco sé que pasó.

A lo lejos sentí unos murmullos que provenían del pasillo. Quité a Miel de encima mío, ya que, me estaba abrazando y salí de la pieza.

—¿Que pasa?— Susurré mientras un vago bostezo salía de mis labios.

—¿Cómo está?— Preguntó Matías antes de que yo pudiera salir completamente del dormitorio.

—Dormida—

Juani suspiró pesado mientras negaba con la cabeza.

—¿Vos tenés un idea de lo que pasó?—

—Está en Twitter, ¿No lo viste?— Juani me miró confundido.

—No soy mucho de redes—

—Sofi y Enzo tuvieron un accidente, Felipe. Se están muriendo— Malena habló sin rodeos.

Los miré con un dolor inexplicable en el pecho, al fin y al cabo Enzo es uno de mis mejores amigos, jamás creí que le pasaría algo. Además, me dolía ver sufrir a Miel, ella estaba muy ilusionada con su vuelta a casa.

Negué con la cabeza y volví a entrar a la pieza; Ahí estaba Miel, durmiendo con ese característico puchero, aún con los ojos cerrados podía visualizar su intensa mirada verde azulada. Su respiración era tranquila, aunque sabía que estaba sufriendo. ¿Por qué las mejores personas son las que más penas llevan consigo?.

Me acosté nuevamente a su lado y comencé a acariciar su pelo, sentía la necesidad de cuidarla y hacerle saber que no estaba sola, intento protegerla pero sé que no es suficiente, quizá yo no soy suficiente.

Miro a Miel y no puedo creer lo irreal de su belleza, o por lo menos para mí es la piba más hermosa que jamás he visto, no puedo evitar sentirme atraído hacia ella, no la veo como una amiga y no me quiero resignar a migajas, yo quiero más de ella de lo que jamás quise de alguien.

Me pregunto si ella sentirá lo mismo o si seré un amigo más para pasar el rato.
Me pregunto si está mal fijarme en ella siendo menor que yo.
Me pregunto si ella también piensa en aquel beso o si solo fue parte del juego.
Me pregunto si cuando me ve, resalto en la multitud o solo ve un montón de gente.

—Pipe— La vocecita de Miel me sacó de mis pensamientos.

—¿Mmhh?— La miré y nuestros ojos conectaron.

—Dormí, ahora yo te cuido a vos— Apoyó su cabeza en mi pecho y comenzó a dejar suaves caricias sobre esa misma zona. No pude evitarlo y la envolví con mis brazos.

Me quedé dormido toda la tarde, desperté a eso de las ocho de la tarde y lo primero que ví fue a Miel sentada en mi escritorio dibujando algo.

—¿Que haces?— Sonreí mientras me sentaba en la cama. Me daba mucha lastima Miel, no podía creer por lo que estaba pasando.

—Un dibujo— Mencionó mientras se volteaba a mi.

—¿Estás bien?— La miré algo extrañado, me preocupaba su cambio de humor tan repentino, o quizá pasó algo durante la tarde y no me enteré.

—Si, vos estás bien?—

—Si...— Nos quedamos mirando un momento y me regaló una sonrisa.

—Arriba el ánimo, tonto. Yo soy la huérfana, no vos— Se levantó y fue directo a abrazarme. Sus brazos hicieron presión y entendí que su sonrisa era solo una fachada.

Vení conmigo || Felipe Otaño Donde viven las historias. Descúbrelo ahora