Cap 21

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Miel Vogrincic.

Estaba nadando para intentar despejar mi mente, pero la verdad era que no podía, solo pensaba en lo que había pasado la tarde anterior con Pipe.

—Que hombre— Pensé en voz alta con una sonrisita en mis labios.

—Gracias, ahora vení conmigo— Juani agarró mi mano y ágilmente me sacó de la piscina.

—¡Ay, bruto!— Me afirmé de él.

—Tengo una sorpresa para vos— Me agarró la mano y comenzó a caminar rápido, yo lo seguía mientras resbalaba por el agua.

Juani me llevó hasta el living y me puse a gritar de la felicidad, Enzo estaba parado junto a los chicos.

—¡Miel!— Enzo abrió los brazos y yo corrí a él. Instantáneamente me puse a llorar al mismo tiempo que él.

—Pense que no volvías— Admití aferrandome fuertemente a él —Estaba muy asustada—

—Acá estoy— Acariciaba mi pelo con fuerza —Tambien tuve miedo de no volver, pero pensar en vos me daba muchas fuerzas— 

—Pensar en vos también me daba mucha fuerza para seguir esperándote— Miré para los lados luego de recordar algo

—¿Que pasa?— Enzo acarició mis mejillas quitando las lágrimas.

—¿Y Sofi?—

—En Uruguay, quiso volver rápidamente con su familia. Esteban todos muy afectados por lo sucedido—

—Me alegro mucho de que estés acá, tengo mucho para contarte— Le sonreí.

—Estoy seguro de que sí, pero tendremos tiempo de eso más adelante—

—Está bien, pero necesito decirte algo chiquito—

—¿Que?— Me miró con una sonrisa.

—Estoy de novia—

Se le borró la sonrisa.

—Con Pipe—

La sonrisa y todo tipo de expresión facial, yo creo que hasta se le bajó la presión y le subió el azúcar.

—¿Con Pipe?— Dirigió su mirada a él.

—Se re quieren, Enzo— Male nos miró.

—¿Si?, que me lo diga él— Enzo se quedó mirando fijo a Pipe —Vos de códigos no tenes idea, no?—

—Uuuuh— Matías se puso una mano en la boca.

—Bueno Enzo, ¿Que?, ¿Tenemos diecisiete años a caso?—

—Ella sí—

Pipe cerró los ojos un momento y asintió.

—Yo a tu hermana la quiero en serio, no sabes lo que es esa piba— Negó con la cabeza —En este momento no me imagino una vida sin ella—

—Es una nena— Se puso una mano en la frente sin poder creerlo —Vos sos mi amigo, se supone—

—Voy a cumplir 18 en menos de cinco meses— interrumpí.

—Una nena.— Reafirmó.

Enzo se notaba molesto, pero no perdía esa serenidad tan característica de él.

—¿Vos lo querés?— Me miró y yo asentí con la cabeza.

—Mucho—

—¿Te trata bien?—

—Me cocina— Sonreí.

Enzo me pegó despacio en la mejilla mientras se mordía el labio negando con la cabeza.

Vení conmigo || Felipe Otaño Donde viven las historias. Descúbrelo ahora