Capitulo 33 /prt2

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Miel Vogrincic.


Me gustaría que todo volviese a ser como era antes, cuando vivíamos los cinco en una casa en CABA y éramos más pequeños.
Malena era la más grande, en ese momento tenía 32 años, luego le seguía Juani con 25 años, después Pipe con 23 casi 24 años y por último Matías con 22 años. Luego luego, llegué yo a hacer la diferencia, tenía tan solo 17 años y comencé a vivir. Me atrevo a decir que desde que conocí a los chicos volví a respirar y a sentir que estoy viva, ellos marcaron un antes y un después en mi vida.

Suspiré aún perdida en mis pensamientos y abracé a Juani, todavía no tenía ganas de levantarme, solo tenía ganas de sobre pensar pero no sola.
Escuché a lo lejos la voz de Malena despidiéndose y me levanté de la cama, Juani no me estaba dando bola y necesitaba a mi mejor amigo. Me puse las pantuflas y caminé rápido hasta la habitación de Matías, toqué la puerta y entré despacio mientras cerraba esta misma a mi paso.

—Si venís a romper los huevos te devolves por dónde viniste— Me miró con el pelo todo revuelto, recién había despertado.

—Shh— Lo hice callar y me acosté a su lado —¿Me haces mimitos?—

Volteó los ojos y asintió con la cabeza para luego comenzar a acariciar mi mano de mala gana.

—Dale boludo, necesito amor...— quité la mano —Y arropame— Le regalé una sonrisa y me acomodé dándole la espalda.

—¿Que te pasó?— Me arropó hasta el cuello y luego comenzó a hacerme caricias en la cabeza mientras que con la otra mano usaba el celular.

—Después hablamos— Cerré los ojos y volví a meterme profundamente a mis pensamientos.

Este último tiempo fui muy infantil y no hice nada más que perder el tiempo en boludeces o con boludos, no me enfoqué nunca el que realmente quería, ¿Pero que quiero?.

Quiero a Pipe...

Amo a Felipe a pesar de todo lo que pasó; fue muy difícil amarnos, dejarnos de amar y al final nuevamente volver a querernos. Al final del día siempre somos nosotros y lo único que he hecho todo este tiempo es perderlo aún más y dejarlo ir, no es justo para nosotros, no es justo dejar ir todo esto por mi inmadurez, quiero a Pipe de vuelta y sé que él me quiere a mí.

Tengo que decirle a Pipe que aún lo quiero antes de que sea tarde.

—Sos un capo, Mati— Sonreí abriendo los ojos.

—¿Eh?— Quitó la mano mirándome atentamente.

—Iré por Pipe— Sonreí.

—Pero si yo no te dije nada, tas chapita nena— Me miraba muy confundido.

—Sos el mejor tío Mati del mundo— Besé su frente y me fui rápidamente a cambiar.

Una vez lista, comencé a bajar las escaleras tan rápido que tropecé haciendo que pierda el equilibrio, pero cuando estaba por irme de geta al suelo una mano agarró mi ropa.

—¡La puta madre!— me puse las manos sobre el corpiño, seguía en una inclinación peligrosa —¡Me estás quitando la remera!—

—Bueno de nada—  negó con la cabeza divertido mientras me ayudaba a pararme bien —Te acabo de salvar la vida—

—Gracias— Me acomodé la ropa —En serio me salvaste—

Blas bajó dos escalones para poder estar más o menos a mi altura y abrió los brazos —¿Vos no me pensas decir nada más?, no te veo hace una banda—

Levanté la mirada y recién ahí caí en realidad, claramente abrí la boca hasta más no poder y lo abracé fuertemente. Hasta tenía ganitas de llorar.

Vení conmigo || Felipe Otaño Donde viven las historias. Descúbrelo ahora