Narra Mia:
Miraba por la ventana, con los auriculares puestos. Tratando de olvidarme de todo. Pero ya saben, normalmente todo lo que intento hacer, sale mal. Y esta no fue la excepción. No podía sacarme de la cabeza esa mirada, y no podía desifrar lo que pensaba al verme de esa manera. Es como si estuviera pensando entre si hacer una cosa, o no. Pero finalmente se rindió por la segunda opción.
Tres horas iban ya de viaje
Me sentía casi enojada, de alguna manera. No se porque, pero era asi. Sentía que no me gustaba que esta historia terminara de tal manera. Aunque yo no podia hacer nada ante eso, no estaba en mis manos.
Así pasaron otras tres horas
Despues de estacionar el auto en una pequeña y sucia estación de servicio, nos bajamos. Estiré las piernas y los brazos. Quería ir al baño, por lo que le avisé a mi mamá y me aproximé a este. Estaba vacío y asqueroso. Me miré en el espejo, y me espanté completamente al ver mi cabello echo un perfecto nido. Y por debajo de mi labio había una marca de dulce de leche, por la media luna que me había ofrecido mi mamá. Me recordó mucho cuando Jason y yo empezamos una guerra de comida en el avión, ¿Recuerdan? Yo si.
Hice lo que tenía que hacer, y salí del baño. La brisa fría volvió a golpearme, respiré el aire fresco y miré a mi alrededor, al campo en el que ya me encontraba. Suspiré y me subí al auto una vez más.
Me dormi el resto del viaje, y cuatro horas pasaron en ese entonces. Pues tengo el sueño muy pesado y no me había agarrado hambre otra vez. Me desperté porque unas manos me sacudían la espalda.
Abrí los ojos e hice una mueca al sentir una punzada en la nuca, esto me pasa por dormirme en el auto. Me sove la nuca y miré a mi mamá.-¿Que pasa?-Le pregunté, medio dormida aún.
Mamá: Hija, ya llegamos-Entonces me despavile y rapidamente limpié un poco mi cara y salí del auto.
Pude oler ese aroma a campo cuando llegué. Ya saben, trigo, pasto, animales, etc. El sol estaba radiante en el cielo despejado, pero eso no evitaba el frio que todavía hacía. Mucho viento volaba mi cabello, despeinandolo completamente. Más de lo que estaba.
Le eché un vistazo al lugar, después de entrar en la residencia todo era distinto. Largos caminos de tierra decoraban el lugar, junto con muchisimos árboles, caballos y no muchas casas. Algunos patos rondaban sueltos por el lugar.
Se podía divisar una pequeña iglesia en la cima de un colina a lo lejos, y a su lado una escuela católica. No venía a este lugar desde que tengo seis años.
Tuvimos que pagarle un buen sueldo al taxista por traernos hasta acá. Bajamos nuestras valijas del auto y el hombre se despidió cortésmente antes de arrancar el motor e irse nuevamente hasta la ciudad central.
Nos abrieron el gran portón que separaba la residencia del resto del campo y la ruta. Un hombre viejo fué el que lo hizo, nos miró detalladamente y dijo:
-¡Claudia!-Y tan rapido como pudieron sus pobres piernas, abrazó a mi mamá cortamente-¿Que te trae por aca? Hace años que no venis a la residencia. Seré viejo, pero nunca olvido una cara conocida.-Dijo con una enorme sonrisa y un notorio asento campestre.
Mamá: Don Felipe, tanto tiempo. Venimos para quedarnos señor; mire, esta es mi hija-Me apuntó con la cabeza, yo le sonreí al desconocido.
Felipe: ¡Que hermosa es tu hija! Esta tan grande, un placer señorita-Asentí con la cabeza, sin muchas ganas de hablar-¿Quieren que las lleve a la casa de Don Pablo? ¡Pero que feliz se pondran al verlas!-Y se rió.
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Lo más difícil es el comienzo
Ficção Adolescente-¡Ya no molestes Jason!...-Le pego en la nuca, para callarlo-¿Ya empezamos? Bien, hola, me llamo Mia, tengo 17 años y como verán en la imagen de portada...-La señalo-...Tengo el pelo castaño, ondulado y largo. Nunca en mi vida me había enamorado-Mir...