No le quise decir nada a papá de que había suspendido matemáticas financieras, no quería humillarme. Estuve ignorando a mi hermano durante bastante tiempo tras su pelea con Jacob. Solo escuchaba las quejas de lo que podría denominarse mi novio, si es que así podía llamarse. Hablaba mierda constantemente de él, del problema que había tenido. Por otro lado, mi hermano había estado sacando todo sobresalientes y eso hizo que papá estuviese orgulloso de eso e ignorase el problema de la universidad. Iba a preparar una pequeña cena todos juntos, para celebrar el resultado académico que había estado obteniendo el castaño. En cambio, yo decidí ocultar que había sacado un 3,6 en matemáticas, y esto tenía un culpable con nombre, Jacob.Después varias semanas, decidí no verlo más. No era más que un tormento, constantes discusiones, tratos tóxicos... por lo que acordamos darnos un tiempo, o mejor dicho, acordé, porque él obviamente no estuvo de acuerdo. Me había estado llamando, presentándose en mi casa y siguiéndome por la calle.
—No puedes ocultarle la nota a papá, querrá ver los resultados del final semestre.— Mi hermano dijo. No quedaba mucho para terminar el curso, solo tres meses, y eso significaba que quedarían pocos exámenes y trabajos.
—¿Y qué quieres que haga? Jacob era el que me ayudaba a estudiar.— frustrada me metí a los ejercicios de matemáticas que estaba haciendo anteriormente. Obviamente, mi hermano iba a hacer lo posible por ayudarme, pero las matemáticas no eran su punto fuerte. Sin embargo, se acomodó en la silla a mi lado, suspirando mientras se masajeaba la sien.
—Creo que sé de alguien que puede ayudarte...— al oír sus palabras pensé en algo simple, y era que esto no iba a salir bien. Me acordé de Jacob, de sus "tutorías" con economía y con matemáticas, un pinchazo se formó en mi pecho, dejando caer la cabeza hacia abajo.
—Es un hijo de puta, Ale, ya está. Él se lo pierde, ¿sabes de chicos que quieren salir contigo?— Will no era el mejor reconfortar a las personas, pero lo intentaba, y eso era lo que me hacía sonreír.
—¿Oh, sí, tan solicitada estoy?— fingí interés colocando mi mano en el pecho y mirándole con curiosidad. Por parte si me interesaba saber quiénes eran, si es que existían.
—Ni te lo imaginas.— mi hermano se levantó de la silla y caminó hasta la puerta de la habitación, me dio una última mirada.—Deberías bajar a comer algo, no has comido nada en todo el día.—
—No tengo hambre, Will.— me deslicé de la silla que tenía delante del escritorio hasta la cama, tumbándome para descansar.
—Contactaré con mi amigo, igual él te puede ayudar con matemáticas.—
—¿Cómo no? tú teniendo amigos igual de frikis que tú.— hablé mientras me tapaba. Pude ver una sonrisa burlona en su rostro antes de que cerrase la puerta, dejándome a oscuras en la habitación. Papá no me molestó en todo el día, no abrió la habitación para nada excepto cuando recibí a Vani como visita.
Vani abrió la puerta de mi cuarto, encontrándome en la cama como la mayor parte del día.
—Por dios, ¿qué te pasa?— habló volviendo a mirar afuera, aunque no tardó en entrar y correr hacia la ventana, abriendo de par en par las cortinas.—Tienes una pésima cara.—
—Gracias, Vani.— dije irónicamente. Sabía que no mentía, no había salido del cuarto en todo el fin de semana, el baño estaba dentro y recibía alguna que otra visita por parte de mi hermano.
—¿Todo esto es por Jacob?— quería mentirle, decirle que no y que solo estaba de bajón por cosas de la vida, pero me sentía dolida. Jacob parecía haberme superado, o eso decía él, porque a las espaldas me llegaban sus mensajes y llamadas, y eso era lo que más me dolía. Había visto sus historias, había salido de fiesta, se había estado viendo con chicas y seguía su vida normal, y eso me daba cierta envidia.