CAP-8

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~Estas cosas~

A medida que avanzaba la tarde y nos encontrábamos sentados alrededor de la mesa, compartiendo los últimos bocadillos preparados por mi abuela, la atmósfera se volvía más tranquila. Luca y Martina mantenían la conversación en marcha, pero mi atención estaba en todas partes menos en Verónica. Me esforcé por evitar su mirada, concentrándome en las interacciones con mis amigos.

Martina contaba alguna anécdota divertida, y Luca la acompañaba con sus risas contagiosas. Sin embargo, a pesar del ambiente animado, sentía como si hubiera una especie de tensión entre Verónica y yo. Evitábamos cruzar miradas o dirigirnos la palabra directamente, como si ambos estuviéramos en desacuerdo pero ninguno de los dos quisiera abordarlo en ese momento.

Luca, con su característica despreocupación, me hizo la pregunta de si podía quedarse a dormir en mi casa esa noche. En ese momento, la idea de tenerlo allí no me emocionaba demasiado, pero noté la mirada de Verónica posada sobre nosotros, como si estuviera pendiente de mi respuesta.

Sentí una ligera incomodidad, como si la pregunta de Luca hubiera tocado una fibra sensible, y, respondiendo a esa mirada de Verónica, esbocé una sonrisa forzada y le dije que sí, que sería genial. En el fondo, no quería que Verónica pensara que me afectaba su presencia, pero tampoco quería hacerle pensar a Luca que su oferta me incomodaba.

"¡Genial! ¿Entonces nos preparamos para una noche de películas y juegos?", exclamó Luca, entusiasmado.

Asentí con la cabeza, tratando de mostrarme igual de entusiasmada. "¡Claro! Será divertido", respondí, aunque por dentro no estaba tan segura.

Verónica permaneció en silencio durante ese intercambio, pero pude sentir su mirada fija en mí. Traté de ignorarla y me concentré en seguir la conversación con Luca y Martina, aunque en realidad, mi mente divagaba en cómo manejaría la situación con Verónica esa noche.

Verónica anunció que iría a bañarse y se levantó de la mesa, dejándonos a Martina, Luca y a mí. Poco después, Luca también se levantó para ir al baño, dejándonos a Martina y a mí solas en la mesa.

Martina me miró con una sonrisa traviesa y me preguntó si me había dado cuenta de cómo Verónica me miró cuando acepté que Luca se quedara a dormir. Asentí con la cabeza, confirmando lo que ya sabía.

"Sí, lo noté", respondí, intentando parecer indiferente.

Martina frunció el ceño, observándome detenidamente. "Parecía molesta", comentó.

Una pequeña sonrisa se formó en mis labios. "Exactamente lo que quería", confesé, sintiéndome un poco mal por ello, pero también complacida de haber provocado alguna reacción en Verónica.

Martina rió, sacudiendo la cabeza. "Eres incorregible, Isa", bromeó. "Pero bueno, al menos parece que lo lograste".

Me encogí de hombros, tratando de restar importancia al asunto. "Solo espero que funcione", murmuré, sintiéndome un poco ansiosa por lo que podría suceder después.

Martina y yo continuamos hablando sobre Verónica mientras esperábamos a que Luca y Verónica regresaran. Martina expresó su sorpresa por la actitud de Verónica hacia mí, destacando lo evidente que era su interés.

"No puedo creer que Verónica esté actuando así", comentó Martina con incredulidad. "Parece que realmente le importas".

Me encogí de hombros, intentando no mostrar lo emocionada que me sentía por ese hecho. "No estoy segura de qué pensar al respecto", respondí, tratando de mantener la calma.

Martina me miró con complicidad. "Bueno, tal vez finalmente esté comenzando a ver lo que todos hemos notado desde hace tiempo", sugirió con una sonrisa.

Rastros de tintaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora