8. Cocinando Sentimientos

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Ya era sábado en la tarde, el fin de semana antes del examen de licencias. En la sala común de la residencia de estudiantes, Kirishima y Bakugo se encuentran exhaustos de tanto entrenamiento. A la luz suave de las lámparas, el Pelirrojo se acerca tímidamente al Rubio, buscando la cercanía del chico que le ha robado el corazón.

— Oye, Bakugo... ¿Te gustaría ver una película juntos? He oído hablar de una que creo que te gustaría...

Bakugo, sorprendido por la propuesta, pero gratamente intrigado, asiente con un gruñido de aprobación. — Pff, está bien. Pero no esperes que me guste si es una basura.

— ¡Excelente, prepararé palomitas! – dice el pelirrojo entusiasmado, dirigiéndose a la cocina. Por fortuna, Sato, que hace unos minutos estaba preparándose unos postres para recuperar energía le dejó uno de color rosa fuerte de aspecto delicioso y luego se marchó, dejando solos a los dos chicos.

La residencia estaba increíblemente vacía ese día, las chicas habían salido a hacer compras y esas cosas. Denki y Sero ya tenían planes de ir a ver un partido de baseball, a lo que se les unió Ojiro y Mineta - este último con la excusa de que seguro verían chicas lindas - Por otro lado, Ida se había quedado en su habitación a estudiar, - nada raro - del mismo modo, Shoji, Koda y Tokoyami estaban en sus respectivas habitaciones. Finalmente, Mydoriya y Todoroki al parecer habían salido, a seguir entrenando o algo parecido.

Con entusiasmo, Kirishima vierte los granos de maíz en la máquina de palomitas y espera con expectación el sonido de las palomitas estallando.

— ¡Aquí vamos! ¡Vamos a tener las mejores palomitas de la historia! - expresó chocando sus puños eufóricamente.

Pero su entusiasmo se desvanece rápidamente cuando el aroma a quemado comienza a llenar la cocina y se da cuenta de que algo ha salido mal. Las palomitas están quemadas y desagradables.

— Oh no... esto no debería estar pasando... - dice el chico preocupado y triste. Él nunca ha sido bueno en la cocina, pero ¿dejar quemar unas palomitas?, era demasiado, hasta para él.

Bakugo, que ha estado observando con diversión la situación desde el principio, se acerca a Kirishima con una sonrisa burlona en el rostro.

— ¿Qué diablos estás haciendo, Pelo de mierda? Déjame mostrarte cómo se hacen las palomitas de verdad – dice engreído, acercándose a la máquina – Pero no creas que haré todo.

Bakugo se coloca junto a Kirishima y examina la máquina con una mirada crítica, como si estuviera evaluando un enemigo digno de su atención.

— Primero, necesitas ajustar la temperatura. Demasiado caliente y las palomitas se queman, demasiado frío y no explotan. ¡Vamos, ponlo en 7!

Kirishima sigue las instrucciones de Bakugo, ajustando cuidadosamente la temperatura según lo indicado. Su corazón late con emoción y anticipación. Está encantado de tener esta oportunidad de pasar tiempo a solas con el Cenizo, y cada momento juntos solo alimenta su enamoramiento por el rubio. – ¡Esto es increíble! Bakugo y yo, solos en la cocina, compartiendo un momento íntimo... Me pregunto si él siente lo mismo que yo. ¿Podría estar interesado en mí de la misma manera que yo lo estoy en él? Dios, ojalá.

— ¿Así está bien? – pregunta el Pelirrojo, asegurándose de no perderse demasiado en sus pensamientos.

Bakugo asiente con aprobación, mostrando una pequeña sonrisa de satisfacción.

— Sí, eso está mejor. Ahora, asegúrate de que la tapa esté bien cerrada para atrapar todo el calor. No queremos que se escape ningún grano sin explotar.

Atracción explosiva: Kirishima y Bakugo, a través de sus ojosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora