4: El Incidente en el Taller

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Bakugo y Kirishima se encuentran en la zona de entrenamiento de la escuela, listos para entrenar y desarrollar sus habilidades especiales que les servirán para el examen de licencias provisionales que se acercan. Tienen la mañana libre, luego del almuerzo deben ir a clase, así que deben aprovechar el tiempo que tienen. 

El explosivo había levantado a Eijiro a las 4am para una carrera matutina, el Pelirrojo no tuvo tiempo de peinarse, por lo que en lugar de ir con su típico peinado de "pinchos", optó por usar su banda deportiva en la cabeza para que el cabello no callera sobre sus ojos. 

La madrugada había transcurrido tranquila, sin mucha charla de por medio, al Rubio le gustaba correr callado y Kirishima respetaba eso, al menos después de las primeras veces

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La madrugada había transcurrido tranquila, sin mucha charla de por medio, al Rubio le gustaba correr callado y Kirishima respetaba eso, al menos después de las primeras veces... Además, le gustaban esos momentos de silencio, así podía elevar sus pensamientos sobre el Cenizo, y capturar su silueta marcada en su cerebro. Incluso, no se esforzaba mucho adelantar al explosivo mientras corrían, nunca estaba demás hecharle un vistazo a ese trasero firme, y bueno, no pudo evitar reflexionar sobre cómo se sentía también.

Estaba aliviado de que todo fuera como antes. Después de todo lo que habían pasado, temía que las cosas cambiaran entre ellos. Había tenido tanto miedo durante el rescate, y todos esos intensos momentos emocionales... Temía que todo aquello pudiera hacer que las cosas se sintieran raras. Pensaba que iba a estar nervioso alrededor de Bakugo, pero en realidad, todo parecía normal. No, más que normal, todo estaba bien. Bakugo seguía siendo el mismo explosivo de siempre, empujándolo al límite, exigiendo lo mejor de él.

Agradecía que las cosas entre él y Bakugo siguieran normales... Aparentemente. Aunque había una pequeña voz en el fondo de su mente que le recordaba que tal vez no todo era exactamente igual, o que quería que no lo fuera. Había un entendimiento tácito, una complicidad que antes no estaba tan clara. Las parabras de Mydoriya resoraban en su mente, en cómo había sido el "legido" para tomar la mano del Rubio"...

Kirishima tenía tanto que decir luego del rescate, tantas emociones acumuladas que deseaba expresar, pero sabía que era mejor dejar esos sentimientos para sí mismo. No quería abrumar a Bakugo con sus estúpidos pensamientos o emociones. A veces, parecía más fácil mantener las cosas así, en silencio, y disfrutar de la normalidad que compartían.

Mientras corrían, el Pelirrojo no podía evitar recordar los momentos de angustia y temor, cuando Bakugo fue secuestrado. Cómo su corazón latía con fuerza, temiendo por la seguridad del Cenizo, y cómo sintió un alivio indescriptible al verlo a salvo. Quería decirle a Bakugo cuánto lo admiraba, lo importante que era para él, y cómo la misión de rescate había fortalecido aún más sus sentimientos.

Pero por ahora, prefería centrarse en lo familiar y en el entrenamiento, en el aquí y el ahora.

 Luego de algo para desayunar se dirigieron directo a entrenar.

Atracción explosiva: Kirishima y Bakugo, a través de sus ojosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora