11. Susurrándole a la Oscuridad

233 19 7
                                    


🧡​

Bakugo yacía en su cama, intentando desesperadamente encontrar el sueño, dando vueltas de un lado a otro, sujetando su cabeza con ambas manos, halándose el pelo con rabia, su mente estaba demasiado agitada para permitirle descansar. Sus pensamientos, normalmente enfocados en estrategias de batalla y en cómo patear el trasero de todos en su camino hacia ser el héroe número uno, estaban ahora invadidos por ideas confusas y seansaciones desconocidas. Cada vez que cerraba los ojos, todo en lo que podía pensar, era en ese idiota Pelo de mierda.

Su imagen de se presentaba frente a él, como si estuviera grabada en su mente de manera permanente, como una maldita alucinación. Podía ver la forma de su cuerpo, la definición de sus músculos, sus ojos carmín llenos de audacia, sus dientes puntiagudos, su detestable sonrisita estúpida que iluminaba la habitación y ¡maldita sea! la forma en que su cabello rojo vibrante se pegaba a su rostro húmedo por el agua de las duchas... Era un aspecto tan diferente al que estaba acostumbrado a ver en él, con su estúpido peinado de pinchos perfectamente arreglado.

¡Mierda!, es que se veía tan irresistiblemente sexy de esa manera. Se veía como un modelo de revista de esas que no debería tener permitidas en su habitación. Cada detalle era vívido y claro, como si estuviera justo frente a él en ese momento. Sentía el calor recorrer su semblante peligrosamente mientras su imaginación se desbordaba con pensamientos que no podía controlar.

Trató de apartar esas imágenes de su mente, de enfocarse en cualquier otra cosa que no fuera Kirishima, pero era inútil. El recuerdo de su cercanía en las malditas duchas comunes seguía persiguiéndolo, alimentando el fuego que ardía dentro de él. Su corazón parecía un tambor mientras revivía esos momentos en su mente una y otra vez. Sentía una mezcla de deseo y frustración, deseando poder acercarse más a él, pero al mismo tiempo quería hacer explotar todo a su alrededor.

¿Qué mierda significaba todo eso? ¿Por qué demonios le afectaba tanto la presencia del Pelos de incendio de esa manera? ¿Por qué diablos no podía apartar esos pensamientos y simplemente seguir adelante como siempre lo había hecho? Se sentía como si estuviera en medio de una tormenta en el océano, sin un puerto seguro al cual dirigirse. Y eso lo volvía loco.

Rodeado por la oscuridad de su habitación, el Rubio reflexionaba, viajando a los rincones más profundos de su mente. Recordó las conversaciones superficiales que solían tener los idiotas de su clase, las tonterías de Kaminari sobre chicas, los chistes lascivos de Sero y las miradas asquerosamente pervertidas de Mineta... Ninguna de esas cosas le interesaba realmente, ninguna de esas interacciones le hacían sentir lo que sintió hace solo un par de horas.

— TSK. ¿Qué mierda le ven a unos melones colgantes? – se preguntó en voz alta, dejando escapar un gruñido de frustración. —Son unos completos retrasados.

Para Bakugo, la falta de interés en las chicas no era algo que le quitara el sueño por las noches. Vivía en el siglo XXI después de todo, donde las orientaciones sexuales diversas eran cada vez más aceptadas y celebradas. No veía nada de extraordinario en el hecho de que no se sintiera atraído por las chicas como lo estaban la mayoría de chicos de suedad. Para él, era simplemente una parte más de quién era, algo que no necesitaba ser analizado ni cuestionado en exceso.

Sin embargo, lo que sí le llamaba la atención era la intensidad de lo que sentía cuando estaba cerca de Kirishima, especialmente después de su rescate. No se había puesto a pensar demasiado en eso, pero los acontecimientos que suscitaron después, habían despertado algo dentro de él. Era como si una chispa se encendiera en su interior, en su pecho, cada vez que veía a su amigo Pelirrojo, una sensación extraña que lo recorría de arriba abajo y que lo dejaba paralizado. No podía negar la magnitud de lo que estaba experimentando, ni tampoco podía ignorar el hecho de que era algo completamente nuevo para él.

Atracción explosiva: Kirishima y Bakugo, a través de sus ojosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora