13. Kirishima: Enfriando el corazón

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Muy por la mañana, a las 6:20 am, todos nos estábamos alistando para ir a casa ese fin de semana. Ya tenía mis cosas listas, así que decidí comer algo para no irme con el estómago vacío. Cogí unas rebanadas de pan y las coloqué en la tostadora, ansioso por empezar el día con un buen chute de carbohidratos y un rico jugo de naranja. No los engañaré, mi cabeza estaba tan en las nubes que me distraje solo un poco, hasta que el aroma a quemado me hizo volver a la realidad. Abrí la tostadora con cuidado, solo para encontrar mis rebanadas de pan con una sorprendente semejanza a... ¡Bíceps! Sí amigos, tenía ante mí un par de tostadas musculosas, ¿muy varoniles no creen?

Me reí ante la hilarante coincidencia y decidí que ese sería mi desayuno de campeones. ¿Quién necesita proteínas cuando tienes tostadas en forma de músculos? Agarré mis tostadas deformes y me dirigí a la sala. El metro que debía tomar pasaba a las 7:00 am, así que pensé que tenía tiempo de sobra... ¿No?

Justo cuando estaba a punto de darle un mordisco a mi desayuno, vi a Tokoyami sacando algo de ropa en una bolsa negra. —¡Oh, rayos! ¡La ropa sucia! ¿Cómo pude olvidar eso? — Subí corriendo las escaleras, dejando mi desayuno sobre la mesa, lamentando mi terrible memoria.

Llegué a mi habitación y efectivamente, ahí estaba, mi montaña de ropa sucia tirada en el suelo. Pero no era desorden, ¡se los prometo!, iba a alistarla la noche anterior, solo lo olvidé un poquito. Con la ropa lista, corrí de regreso hacia la sala, sintiéndome como un superhéroe en una misión de rescate de última hora. 

Apenas pude darle un mordisco a mi tostada con mermelada, –que por cierto, estaba deliciosa– cuando vi a Uraraka pasar con su maletín de heroína. —¡No puede ser, mi traje de héroe! —También lo había olvidado, seguía colgado en mi armario, y ya casi era hora de irme.

Sin perder un segundo, corrí escaleras arriba, esta vez con la tostada en la boca. —¡No te escaparás de mí, mi masculino desayuno!

Regresé rápidamente para darle un sorbo a mi jugo de naranja y, de repente, me di cuenta de algo más. —¿Y mi celular? —¿En serio lo había dejado en mi habitación? ¡Qué desastre! Subí de nuevo por las escaleras, y en el camino me tropecé con Sero, quien me miró con jovialidad.

—¡Oye, con cuidado, amigo! ¿Nos vamos juntos? —me preguntó con una sonrisa amigable.

—Lo siento amigo, me iré en el primer vagón... Tal vez de vuelta —le respondí entre bocados de mi tostada y corriendo de nuevo, tratando de no atragantarme en el proceso.

Finalmente llegué a mi habitación y encontré mi celular sobre la cama. Ya era tarde así que de nuevo, bajé para por fin salir, justo a tiempo. Pero cuando estaba a punto de bajar el último escalón, vi a Jirou pasar por el pasillo.

—Debe ser una broma... ¡Mis auriculares! —exclamé, llevándome una mano a la cabeza.

Sin pensarlo 2 veces di media vuelta y volví corriendo una vez más, pero ¡zas!, me encontré cara a cara con Kaminari, quien estaba parado justo en mi camino con los brazos cruzados.

—¡Kirishima! Sero ya me dijo que te vas solo ¿Qué ya no somos los mejores amigos? ¿Ya no nos quieres verdad?

—¡Oh, Kaminari! ¡Claro que sí! Pero... es solo que... tengo que... —Dije intentando pasar, pero Denki se interponía.

—¡Parece que ya no soy tu número uno! ¿Es por Bakugo, verdad? ¡Siempre es por Bakugo! Últimamente pasas mucho tiempo con él ¿Qué hay de mí? ¡Tú bro!

—¿Qué? —me reí ante tal estupidez, típico de Kaminari. —Solo le he ayudado a adelantarse y...

—¡Entiendo perfectamente! ¡Nuestros lazos de amistad se están desgarrando! —dijo tomando mi brazo un poco sobreactuado. —¡Ah, me rechazas por Bakugo! ¡Ya no necesito tu amistad! Yo... ¡Yo me iré con Mineta! —dijo dando la vuelta dramáticamente, abrazando a Mineta que pasaba por ahí.

Atracción explosiva: Kirishima y Bakugo, a través de sus ojosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora