12; sentimientos

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Justo cuando estaba a punto de abrir mi corazón y confesarle mis sentimientos a Travis, escuchamos el sonido de la puerta principal al abrirse

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Justo cuando estaba a punto de abrir mi corazón y confesarle mis sentimientos a Travis, escuchamos el sonido de la puerta principal al abrirse. Mis palabras quedaron atrapadas en mi garganta mientras la realidad de la situación se hacía evidente. La familia de Travis había llegado, interrumpiendo nuestro momento íntimo.

Travis, con una expresión de pesar en su rostro, me abrazó con fuerza, ocultando así mis lágrimas de la vista de su familia.

— Maldita sea —susurró Travis en mi oído, su voz llena de frustración —. Lo siento, Tay.

Le devolví el abrazo, sintiendo su corazón latir contra el mío.

— Está bien, Travis —murmuré, tratando de mantener la compostura.

Intenté sonreírle, aunque sabía que mis ojos aún estaban húmedos con las lágrimas que se negaban a detenerse. Travis me sostuvo un poco más, como si quisiera borrar todo el dolor con el simple acto de abrazarme.

Donna nos informó que unas amigas de Eiza y Sophie las habían invitado a un bar, por lo que decidieron salir sin cenar. Sin su presencia, el ambiente se sintió un poco más calmado.

Donna y Ed se retiraron a descansar, seguidos por Jason y Kylie, quienes llevaron a sus hijas a la cama.

Travis y yo nos quedamos solos en nuestra habitación, disfrutando de la tranquilidad que se había instalado en la cabaña.

Travis salió del baño de la habitación vestido con su pijama negra, y al verlo así, no pude evitar sonreír.

— El negro te queda realmente bien, ¿sabías? —sonrío.

Travis rió suavemente ante mi comentario y me respondió con una sonrisa cálida en su rostro.

— Me veo mejor sin él —guiña el ojo.

Me sonrojé inmediatamente al imaginarlo, BASTA, me dio sed.

Hice mi mejor cara de niña pequeña y le pregunté con una voz dulce...

— ¿Puedes acompañarme a tomar agua? Me da un poco de miedo ir sola —esperé con la esperanza de que aceptara mi petición.

Travis me miró con una sonrisa comprensiva y asintió.

— Por supuesto, Tay —respondió con amabilidad.

Salimos de la habitación hacia la cocina la cual estaba apenas iluminada por la tenue luz de nuestras linternas, Travis y yo nos encontramos inmersos en una animada conversación sobre fantasmas.

END GAME [TAYVIS]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora