END GAME [TAYVIS]

14: ¿Verdad o mentira?

Abro los ojos lentamente, dejando que la luz del amanecer se filtre suavemente a través de las cortinas entreabiertas. Al principio, todo está borroso, pero pronto la habitación toma forma a mi alrededor. Estoy acostada en la cama, con una sensación cálida y reconfortante a mi lado.

Siento un brazo fuerte y rodeando mi cintura, y al mirar hacia abajo, veo las piernas de Travis enredadas con las mías. Una sonrisa se dibuja en mi rostro mientras recuerdo los momentos felices de la noche anterior.

Entonces, con cuidado para no despertarlo, me muevo un poco para acomodarme más cerca de él, buscando aún más de su cercanía. Su respiración tranquila y regular me tranquiliza, y me siento agradecida por tenerlo a mi lado.

Con suavidad, escucho su voz grave y adormilada romper el silencio de la mañana.

— Buen día, hermosa —murmura con ternura, y siento cómo mi corazón se llena de amor al escuchar esas palabras saliendo de sus labios.

Una sonrisa se forma en mis labios mientras me acomodo un poco más cerca de él.

— Buenísimo día, Trav —respondo con cariño, dejando que mis dedos tracen suavemente círculos en su pecho.

En respuesta, Travis me abraza más fuerte, como si tratara de fusionarse conmigo, y siento la calidez de su cuerpo contra el mío.

— No quiero moverme —murmura, y su voz está llena de la misma pereza y felicidad que siento en este momento.

Instintivamente, envuelvo mis brazos alrededor de él también, sintiendo la conexión entre nosotros fortalecerse con cada segundo que pasamos juntos. Su aliento cálido acaricia mi cuello cuando esconde su rostro en él, y cierro los ojos, sintiéndome completamente en paz y feliz.

En este momento, no hay preocupaciones ni responsabilidades, solo estamos nosotros dos, compartiendo este momento de intimidad y amor.

Mis dedos se deslizan suavemente por su cabello, disfrutando del contacto íntimo mientras desearía que el tiempo se detuviera, permitiéndonos quedarnos así para siempre.

Travis bosteza y se estira, estirando los brazos hacia el techo antes de enfocarse en mí con una sonrisa adormilada.

— ¿Podemos quedarnos un poco más en la cama? —pregunta con voz ronca, y sus ojos brillan con la misma pereza y deseo que siento en mi interior.

Me río suavemente ante su solicitud, sintiéndome tentada a ceder ante la idea de quedarnos acurrucados bajo las mantas por un poco más de tiempo.