Capítulo 3.

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Corazón marchitado.

La fría y solitaria noche pasaba por los ojos dorados y rojizos del joven soberano, no podía dormir, sentía un brazo por encima de su abdomen abrazándolo. El no quería estar ahi; pero no tenía de otra más que callarse.

Sus ojos se fueron humedeciendo, su garganta se cerraba y su corazón se sentía aplastado, débilmente soltó un pequeño suspiro al intentar llorar en silencio, mordió su labios inferior evitando que sus sollozos fueran escuchados por la bestia que lo tenía acorralado. No sabía que hacer, ni siquiera a donde mirar.

Con miedo trató de zafarse del agarre posesivo de la bestia que solo dormía plácidamente, mientras el cordero luchaba por su vida. Atemorizado, soltó un jadeo de miedo al darse cuenta de cómo el mounstro comenzaba a pasar su mano por su abdomen, dando a entender que estaba despierto; el ángel se quedó inmóvil por el miedo y trató de hacerse el dormido, pero ya era muy tarde; Alastor se había dado cuenta de que su presa estaba despierta.

-¿Intentas huir de mí, corderito?- Lucifer sintió un escalofrío recorrer toda su espalda y su piel erizarse al sentir la mano del demonio bajando hacia su entrepierna.

Lucifer entre lagrimas comenzó a negar con la cabeza tratando de evitar que ese horrible momento no pasara, pero sabía que era imposible detenerlo, tenía miedo, miedo de su mejor amigo o bueno, alguien al cual consideraba anteriormente su mejor amigo.

-Luzbel, luci, Lucifer, mi corderito; ¿volverás a intentar ocultarte de mi?- Lucifer negó por obligación, trató de empezar a divagar para evitar que su cerebro se centrara en ese tortuoso momento.

Se visualizó a mismo en un campo lleno de margaritas; para Lucifer estas flores eran las más hermosas ya que significan pureza e inocencia, algo que Lucifer anhelaba volver a tener...siguió caminando por ese hermoso campo con abejas a su alredor, mientras más se acercaba más demacrado se veía el campo; flores cortadas y abejas muertas en el suelo. Llegó al final del acantilado para poder visualizar una hermosa agua cristalina, una que nunca había visto.

Sus opacos ojos lograron brillar por unos segundo admirando la enorme belleza y paz que emanaba ese lugar, se volteó y se acostó en medio del campo, lágrimas recorrían su rostro cayendo directamente hacia el suelo y algunas desvaneciéndose al chocar contra su cabello.

Trataba de olvidar lo que le estaba pasando en esos momentos...

Mientras tanto la bestia penetraba con fuerza al cuerpo del disociado chico, Alastor al no ver reacción alguna golpeó al joven hasta lograr hacer volver al joven a su cruda realidad. El chico lo miró con decepción y tristeza mientras soltaba quejidos de puro dolor, le dolía todo, le dolía su cuerpo, su corazón y su alma.

★|°Rock rose°|★ [Radioapple]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora