Capítulo 2.

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  Rosa con espinas.

La soledad invadía aquella habitación, el ambiente lúgubre y un joven tirado en el suelo, con lagrimas recorriendo sus enrojecidas mejillas, su mirada perdida y esa maldita opresión en el pecho, los recuerdos de la noche anterior se hacían cada vez más y más vividos al punto de atormentar al joven.

¿Por qué? ¿Qué hice mal?— murmuró para si mismo. El demonio de la radio se había retirado hace unas horas, dejó al chico tirado y le dijo que lo iría a visitar más tarde. El chico de mechones rubios no sabía que hacer, podía defenderse al recuperar sus poderes y matarlo.

Pero algo se lo impedía, su amor por su amigo, no se confundan. No es amor romántico, es un sentimiento de hermandad y cariño, algo que el ciervo no comprendía y por eso hizo lo que hizo. Eso era lo que le impedía matarlo, por que a pesar de lo que le hizo, le seguía teniendo un enorme cariño y en el fondo de su ser, muy en el fondo, el chico pensaba que todo era su culpa.

Pasaron unas horas, donde el joven solo sollozaba destrozado, sus piernas sangraban, tenía un pedazo de  carne arrancado directamente de su cuello y la gran aruñada en su mejilla. Con esfuerzo se levantó apoyando sus brazos en el suelo, se talló sus ojos ya hinchados y rojizos de tanto llorar. Se dirigió hacia la bañera, desganadado y se metió en ella. Lloró, volvió a llorar, su corazón volvía a sentirse oprimido; sentía que una daga le era clavada en su sensible corazón. Agarró la esponja y el jabón y talla su cuerpo, talla y talló sin delicadeza, quería borrar algún rastro que haya quedado de las manos de su agresor, se sentía terriblemente sucio.

Se empezó a agitar más, el aire le empezó a faltar y lágrimas gruesas, lágrimas traicioneras brotaban de sus dorados ojos mientras se quejaba del ardor, del jabón sobre sus heridas.

Soltó un grito al sentir el jabón entrar en la herida abierta de su cuello, Alastor literalmente le arrancó un pedazo de piel.

Después de la dolorosa ducha, ya no física, si no emocional. Se cambió, curó a como pudo sus heridas y se fue a acostar a su cama, tomó su celular y le llamó a la única persona con la que creía que podía contar.
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La mujer yacía sentada en la cama, abrazando a su ex esposo, escuchando sus sollozos, devastada.

Lil, no sé qué hice mal, confié en el y mira que mierda me hizo.— la mujer solo lo siguió abrazando, no decía nada, solo lo abrazaba y consolaba.
No fue tu culpa Luci, tranquilo, estoy contigo querido.— Lucifer se reincorporó, con seriedad miró a la mujer y soltando un suspiro dijo.

★|°Rock rose°|★ [Radioapple]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora