Capítulo 13.

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Corazón de venado.

Admira, aprecia y valora esos momentos de felicidad con tus seres queridos, nunca sabrás cuando se irán de esta mundo.

Sus hebras rubias danzaban junto al viento dejándose llevar, tan finas y hermosas como el aleteo de un cisne, sus ojos rubíes, sangrientos pero con un toque de pureza posaban su vista en el horizonte del pentagrama, todos los pecadores viviendo sus vidas con tranquilidad, bueno, algunos disfrutando su matanza y otros teniendo actos indecentes a media calle.

Pero, aun así eran felices; en los ojos del hombre rubio se pudo apreciar una chispa de esperanza efímera, que pronto se desvaneció al caer nueva,ente en su desdichada realidad. Un suspiro cansado se escapó de sus finos labios siendo acompañado por una lágrima traicionera que caía del ojo del hombro, resbalandose como una primera gota de lluvia.

Desganado regresó a su gran y solitaria habitación, entre sus delicadas manos tomó su celular buscando con calma su agenda, bien, tenía un desayuno con su amada hija a las siete de la mañana, y después tendría que hablar con Lilith y dejar en claro su separación.

Bajó la cabeza rendido ante el estrés y dejó el aparato a un lado, eran las seis, quedaba poco para que dieran las siete. Rápidamente ingresó al baño observándose al espejo, su físico y peso seguían iguales, o eso creía, no lo sabía. Lavó sus dientes y se bañó quedando deslumbrante.

Se cambió los ropajes quedando con su clásico conjunto de ropa, se peinó y se admiró una última vez en el espejo, ¡wow, se veía divino! No se veía tan acabado como siempre, eso lo alegró. Salió de su habitación cruzando la gran barra de metal que yacía en medio de su pasillo, antes de avanzar tropezó con una caja de regalo.

¿Un regalo? ¿De quién? Tomó la cajita entre sus manos admirándola con devoción, tenía unos detalles preciosos, era de un tono rojo, tan rojo como la mismísima sangre, pero con unos grabados en forma de flores color dorado, casi como el dorado de una corona, deslumbrante y admirable. Lo que más resaltaba de la misteriosa caja era una carta atada al bonito moño que yacía en medio de la tapa, con cuidado de no romper el moño quitó la carta abriendola cuidadosamente.

" sabes muy bien
que yo siempre te perteneceré.
Con este pequeño presente,
espero estar siempre presente en tu mente.

Puedes devorar mi corazón,
dejar la sangre chorrear sin control.
Di que me amas mientras de destrozas los huesos,
devórame hasta que no queden mis restos.

Prueba mi sangre amarga
y di que la amas aunque no sea verdad.
Miénteme y dime que me amas mientras me asesinas lentamente,
hazme caer y juega con mi mente.

Espero y admires este hermoso presente
y así siempre esté rondando por tu retorcida mente.

-Alastor."

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