Capítulo 12

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                                                            Padre e hija.

Sus ojos cansados, casi pesados se abrían lentamente con un gran esfuerzo. Al lograr abrirlos del todo se volvieron a cerrar con rudeza, le pesaba todo, sus ojos, su cuerpo, su alma. No podía abrir los ojos, simplemente no hallaba las fuerzas ni para poder estar con los ojos abiertos.

Volvió a cerrarlos con pesadez hundiéndose en la tristeza.
Hundido en un sueño profundo su mente viajó hasta lo más profundo de su ser entonando con un punto terriblemente doloroso, el día que perdió a un primer hijo.

¡Oh, que vida tan desafortunada para el pobre hombre, el solo quería poder experimentar el amor y la felicidad plena!

Su hijo...su bello y primer niño muerto entre sus brazos, ¡no lo pudo salvar! No podía hacer nada, abrazó con delicadeza el pequeño cuerpecito de aquel bebé recién nacido, su corazón, ese día su corazón se destrozó y nunca pudo volver a armarse.

Una luz blanca iluminó su ser, sus ojos rojos ahora con un brillo impactando directamente en ellos voltearon a ver la fuente de esa luz tan extravagante. Aún con las desbordantes lágrimas se acercó poco a poco a esa pequeña fuente de luz, y ahí la vio. Su corazón dió un brinco, la frialdad y el dolor se desvanecieron poco a poco siendo reemplazados por una calidez y amor que el joven nunca había sentido, un amor que sobrepasaba todo tipo de barreras, el amor de un padre.

Y ahí se hallaba, su niña, la razón de su alegría eterna. Su pequeña niña recién nacida, la cual pudo curar el dolor de la pérdida de su primer niño permitiéndole al hombre valorar aún más la mera existencia de su hermosa hija.

Radio》

Las horas pasaron y con ellas la duda de un hombre de cabellos rojos y una tétrica sonrisa, pero, en sus ojos se veía la preocupación. ¿por qué el soberano no despertaba?
Ya habían dado la una de la tarde, bajo lo que el sabía el hombre rubio tenía un compromiso con su hija a las tres.

Un escalofrío le recorrió toda la espina dorsal, se orejas se tentaron fuertemente y sintió una puñalada en su corazón. Habia algo mal, era raro que le hombre siguiera dormido.

Caminó rápidamente hacia el pasillo que daba a la habitación del soberano, mierda...las barreras no le permitían cruzar, bien, el se lo había buscado. Se sentó en el suelo viendo con una gran intensidad y esperanza la puerta a través de los grandes barrotes. Unos minutos pasaron hasta que los cerrojos de la habitación se oían y con ellos la puerta siendo abierta; el ciervo brincó de la emoción y se quedó expectante esperando ver la figura del soberano salir de aquella habitación.

¿Al, sucede algo?— preguntó entre bostezos el recién levantando hombre. El rubio se dirigió a los barrotes y los atravesó como si nada, como si fueran invisibles.

★|°Rock rose°|★ [Radioapple]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora