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Al llegar al barrio todos tomaron caminos separados, Danilo se despidió de ambos, a Carlos le tendió la mano con una sonrisa, mientras que a Emma la tomó de la cintura y la beso castamente, antes de golpear su trasero levemente y partir hacia su c...

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Al llegar al barrio todos tomaron caminos separados, Danilo se despidió de ambos, a Carlos le tendió la mano con una sonrisa, mientras que a Emma la tomó de la cintura y la beso castamente, antes de golpear su trasero levemente y partir hacia su casa
Emma ignoró la cara de asco que le había dedicado el morocho, y siguió caminando, siendo seguida por el morocho.

Al llegar, el ambiente pesaba en la vivienda, mientras ambos adultos preocupados los esperaban para darles una noticia.

Un mal presentimiento abrazó el corazón de la rizada, tan fuerte que parecía asfixiar la tranquilidad que emanaba en él, acelerando de repente el bombeo de sangre que llegaba a dicho órgano.

—Papi ¿Qué pasó? ¿Están bien?— preguntó en cuanto su papá cuando este se acercó a ambos hermanos.

—Le pegaron dos tiros al Kiru.

En cuanto oyeron esas palabras, ambos se miraron, no podían creer lo que habían escuchado, si bien Kiru era una persona no tan fácil de llevar, no era un mal pibe. No creían que haya hecho algo que haga enojar a los del nudo uno, pero tal vez a alguno del nueve. Comenzó a atar cabos sueltos, y supuso que por ahí venía la mano.

Los tres se dirigieron al hospital, allí se encontraba su abuelo, quien al verla, a pesar de tener a su hijo en observación, le sonrió y la abrazó fuerte besando su cien. También se encontraban Zoe y su papá Eduardo González , al verla también se abrazaron, mientras ella le contaba a Emma que su papá había oído unos tiros en la esquina de su casa, pensó que eran choros así que salió a ver, pero lo encontró al Kiru en el suelo y ensangrentado, lo llevó al hospital y luego acudió a Segundo, quien luego le comento a su familia.

Los tres junto a Carlos se sentaron en la sala de espera, mientras los tres mayores hablaban en voz baja de lo ocurrido. Emma pudo darse cuenta de lo sediento que estaba su abuelo, quería venganza, y si era sincera, ella también la quería. Y aún más al enterarse que fue Hernán quien cometió el acto. Ese imbécil no tenía remedio, y era poco decir que estaba enojada con él, lo quería muerto.

—¿Lo conocían ustedes al wacho este?— cuestiona Segundo, dirigiéndose a los tres más pequeños.

—Si.— contestaron todos a la vez.

—¿Si qué Zoe?—Pregunta su padre, poniéndola aún más nerviosa.

—Hernan.

—Es un pibe infumable de los del nueve Pa, jugamos contra él a la pelota y siempre nos hincha los huevos, pero nunca pensé que andaría con fierros— contestó la morocha al borde de las lágrimas. El Kiru más que un tío era su amigo, con él podía contar siempre, y jamás habían secretos entre ellos dos, era su aliado y que ahora se encontrara en esta situación la estaba matando por dentro. Sobretodo si no había certeza de si saldría de esta.

—Bueno, se olvidan de él, del nombre, de la cara, de todo ¿Me escucharon?— preguntó el ruludo mayor, recibiendo asentimientos por parte del trío.

Luego de un rato, los adultos trataban de guardar la calma, hablando entre murmullos suaves, la preocupación y la rabia se incrustaba en su interior, reflejándose en sus caras. Mientras que los adolescentes trataban de distraerse hablando entre ellos, Emma caminaba en círculos por el pequeño pasillo de color blanco opaco, mordiéndose las uñas y cutículas, destrozandolas debido a la fuerza que ejercía por la ansiedad. Carlos abrazaba a Zoe fuertemente ya que esta se encontraba llorando, más que nada por el shock que había tenido al ver al Kiru desangrandose y muriéndose. Al sentir el olor embriagador que desprendía del cuerpo de la de pelo corto, supo que no quería soltarla más, así que se aferró a ella con la excusa de consolarla, y aunque por un lado lo hacía, por el otro no era tan así.

Luego al ver a tres cuerpos entrando al lugar todos dirigieron sus miradas hacia allí. Ahí se encontraban el Cochi, el Jorge y el Gringo. Los tres levantaron las manos y miraron fijamente a cada uno de los presentes.

—Tranquilo Segundo, venimos en paz, estos quieren ver al kiru— Cochi entabló oración al ver lo tensos que se ponían los Tévez viendo al hermano de Hernán.

—Si, mí hermano es un boludo, yo no tengo nada que ver. Por favor déjanos entrar a verlo— dijo ahora Jorge, mientras Luca asentía con la cabeza dándole la razón, aunque trataba de demostrar respeto, más que nada porque cierta morocha ahora los miraba fijamente y no precisamente con su mejor cara.

Pero una carcajada seca, sarcástica y fría detuvo toda la conversación, todos se callaron abruptamente y dirigieron su mirada hacia Emma, quien con sus manos en las caderas y las lágrimas impregnadas en sus mejillas, ahora sonreía sarcásticamente, Zoe sabía que iba a pasar por lo que lentamente se separaba de Carlos y se levantaba de su asiento, dispuesta a todo por su amiga.

—¿Un boludo? ¡¿UN BOLUDO?!— Exclamó acercándose rápidamente a los tres, dirigiéndose a Jorge. Él solo la observaba y la entendía, si le hicieran lo mismo a un familiar suyo estaría peor, incluso hubiera estado igual por el Kiru, pero era su hermano y también entendía que debía protegerlo. Así le este clavando un puñal por la espalda a su amigo de toda la vida.

—Emma...

—Emma las pelotas papá. Tu hermano es un hijo de mil puta, es un enfermo psicópata, es más que un boludo, la falopa le comió el cerebro, cómo te va a pasar a vos y a tu manga de wachos que no tienen dónde caer muertos.

—Negra, te estás pasando— afirmó cochi al escuchar las palabras de la chica.

—Emma, te juro que nosotros no tenemos nada que ve', no te la agarres con nosotros, no sabíamos que el Hernán iba a andar con un fierro. Es el Kiru, jamás haríamos algo para lastimarlo— dijo esta vez Luca, tomándola de ambos brazos y alejandola de Jorge. Carlos al ver esto se levantó de su asiento, y a pesar de ser mucho más bajo que el rubio, la separó de él bruscamente y la colocó detrás suyo.

—¿Qué te pasa pelotudo? A mí hermana no le tocas un pelo.

—Carlos!— Exclamó su padre, luego miró al trío y los dejó pasar, tomando a Emma de la mano y atrayendola hacia su pecho, escuchando sus sollozos. La abrazó fuerte y beso su cabeza, tratando de consolarla. Luego la separó de él y les indicó que fueran a casa, que ya no tenían que hacer nada ahí y que cuando tuvieran noticias les avisarían

—Zoe, andá con ellos, tu mamá no está y no te quiero sola en casa— afirmó su padre, recibiendo un asentimiento de parte de la castaña.

Los tres se dirigieron a la salida y luego comenzaron a caminar en dirección a la vivienda de los Tévez, con el corazón en la boca.

Emma se asustó, ya que no era odio lo que ahora sentía, tenía ganas de matarlo, quería verlo sufrir tal como había sufrido su tío. Quería venganza, eso era.

Estaba sedienta de venganza. Y si tenía oportunidad, iba a saciar su sed.





















AUTHOR'S NOTE:

Perdón perdón perdón

Se que dije que iba a actualizar ayer pero el teléfono sigue roto y anda cuando le pinta, alguien que quiera aportar para comprarme un celu nuevo, no me quejo🤭.

Perdón si hay algún error o algo, tengo mucho sueño y mucha paja en estos momentos, x lo q ahora no soy capaz de detectar dichos errores.

En fin, Emma con sus temitas medio psicóticos me enamora, mentira... ¿O no?

Nos vemos pronto, muak💋

Atte:Lux<3

𝐀𝐍𝐆𝐄𝐋//ᵈᵃⁿⁱˡᵒ ˢᵃ̃ⁿᶜʰᵉᶻ Donde viven las historias. Descúbrelo ahora