Capitulo 3

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Salgo del baño con una toalla alrededor de mi cintura y otra en mis manos para secarme el cabello negro de largo hasta donde terminan las facciones de mi rostro.

Procedo a vestirme sencillo, pantalones negros de jean no tan ajustados, que más bien dan una apariencia de cargo pants, una camisa color gris oscuro que sacó de mi closet pero no me pongo aún porque miro hacia la mesa de noche que está a un lado de mi cama en dónde reposa mi ordenador y, recuerdo que aún no termino el ensayo, lo bueno es que no me llevará mucho porque lo adelante bastante.

Voy hacia el objeto, enciendo el ordenador y me dispongo a terminarlo mientras escucho música con mis audífonos.

Pasan menos de dos minutos y ya lo tengo echo y enviado, seré lo que sea menos irresponsable y poco puntual aunque tenga toda la semana para hacer los trabajos.

Levantándome de mi cama miro hacia la ventana y recuerdo lo de anoche y que dije que investigaria a ver si encontraba algo que me diera un pista sobre lo que ví, sospechas que ahora son más grandes y que mi primer sospechoso es esa persona con barba y cara tapada de hace un rato.

Me pongo los zapatos, afuera de mi habitación bajo las escaleras y salgo por la puerta principal y al estar afuera recuerdo que salí sin mi camisa, ya que, da igual.

Llego al jardín trasero que en su mayoria es solo césped y algunas flores, pero en dónde ví esa figura está un árbol viejo con sus ramas sobresaliendo y a su alrededor hay lirios que mi madre quiso plantar hace años y aún cuida. Me acerco y lo detallo, al parecer todo esta bien, pero, no todo.

Al lado izquierdo del árbol en dónde están un puñado de lirios hay una huella casi inexistente pero que se aprecia porque cuatro de los lirios están doblados a la mitad, claramente contraídos por el peso de quién dejó esa huella, así que tenía razón, sabía que había visto algo ahí. Está huella y lirios abatidos están justo al borde de la cerca de madera que indica el limite del jardín de mi casa y el del  vecino, Henry Thomson.

El viejo Thomson, como todos lo llamamos aquí, es un señor de edad avanzada, le calculo unos 70 años o poco más, aunque no es de esos viejos que se sientan en su porche y ven a las personas pasar desde su silla de extensión, este señor era un poco más activo aunque ya no tanto por sus perdidas, la primera fue la de su hijo Tony, parece que murió a los 10 años a causa de la leucemia, y años después su esposa Ana, no supe la causa de su muerte pero supongo que fue a causa de su edad.

El viejo Thomson ahora vivía solo y alejado, se le veía de ves en cuando ir por comida a tiendas cercas de aquí, pero lo extraño es que todos los sabados salía muy temprano en su camioneta con un rifle al bosque, algunos dicen que sale a casar venados y otros que tiene a alguien secuestrado en el bosque y cada sábado le lleva comida a su cautivo y el rifle es por si se pasa de listo. Yo pienso que solo se quiere alejar de la cuidad, vivir aquí puede agobiar, a mí me pasa y no tengo 70 años, no me imagino como este ese señor.

Volviendo a las flores, miro la casa sola del vecino Thomson, tendré que hacerle una visita a ver si el pudo ver algo.

Me dirijo de nuevo al interior de la casa pasando por la puerta trasera y, llegando a las escaleras, llaman a la puerta.

Al abrirla no veo a nadie, girando la cabeza a ambos lados, miro a unos niños corriendo mientras ríen, aquí siempre pasa eso.

– Idiotas– Pienso cerrando de nuevo la puerta y llegando de nuevo a las escaleras cuando vuelvo a oír el llamado de la puerta, sin dudar voy un poco más rápido para abrir:

– ¡Dejen de molestar, mierda!– digo en voz fuerte y la persona que está parada en la puerta es Celia. Llevaba puesto un top de color blanco con unos pantalones de jean pegados y que le sacan una bonita cintura, zapatos altos y en su cara, un maquillaje no tan trabajado pero que la hacer ver bastante bien.

No sé qué veas - Ante Tus Ojos No Siempre Está La Verdad.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora