Pasan solo minutos desde que cierro los ojos y como ya era extraño que no dijera ni una palabra desde que salimos, Celia rompe el silencio:– Bueno, ¿Que tal?– me pregunta Celia y siento su mirada en mi perfil mientras yo sigo con los ojos cerrados.
-–¿Que?– respondo con otra pregunta sin mucho interés y sigo con los ojos cerrados.
– ¿Cómo estás, Daniel?, eso– me pregunta con obviedad.
– ah, yo bien, ¿y tú?– respondo incorporandome mejor en el asiento.
– ¿En serio estás bien?– pregunta Celia con extrañes.
– Pues si, solo eh estado pensativo, pero del resto, bien– respondo de nuevo- ¿Y tú cómo has estado Celia?.
– Si, me lo imagine, te eh visto medio ido, aunque yo te conocí así, siempre me resulta extraño porque es como si te perdieras en tus pensamientos– responde ella girando su cabeza y mirándome completamente– Yo estoy bastante bien, bueno, me siento bien, voy bien en las asignaturas, no paso mucho tiempo en mi casa, lo cual para mí es bueno alejarme del ambiente caótico, y, si, todo bien por ahora.
– Que bueno saberlo, se te ve de muy buenos animos, y sobre la situación de tu casa, siempre puedes estar segura en la mía– le digo mirando hacia los demás asientos del autobús, distrayendome.
A dos puestos más adelante está una chica de cabello rubio, tiene la cabeza gacha lo cual me hace creer que mira su móvil.
Al otro lado, en la dirección derecha del autobús, hay varios asientos libres, pero hay tres personas en esa fila de asientos, cada uno sentados solos en puestos para dos.
Dos son hombres que puedo describir como mayores de 30 años, uno con un traje negro, este lleva el cabello pelirrojo bien cortado y aunque solo puedo detallar eso y que tiene la nuca de color blanca, este parece un poco más joven que el otro.
Ese otro hombre está sentado justo por mi hilera, a diferencia del anterior que está un puesto más adelante que el, y que este viste una guarda camisa negra, claro, para enseñar lo que el gimnasio puede hacerle a tu cuerpo, pantalones blue jean y con tatuajes tribales en su hombro y algunos de dragones, esqueletos y lo que creo que es el cuerpo semidesnudo de una chica esparcidos por todo el brazo, todos estos en tinta roja, si se ve de 30 años o poco más, su barba de una semana le queda bien con ese estilo.
La tercera persona está dos asientos más atrás, es una mujer, que al voltear para mirarla mejor, tiene audífonos en sus oídos y se ve de 20 años, no me paro mucho verla porque es incomodo para mí espalda.
Escucho a Celia decirme algo mientras que yo sigo anotando las características de las personas que detalle y el estado del autobús:
– ¿No me escuchaste verdad?– pregunta seria con cara molesta.
– Ah lo siento, ¿Que habías dicho?– me excuso y sigo anotando detalles en mi agenda.
– ¿Porque estás tan distraído?– pregunta Celia con molestia.
– Perdón, suelo distraerme mucho, y escribo para mantenerme centrado, la hiperactividad es algo que puede jugar a mi favor o en mi contra– defiendo guardando mi agenda, y mirando los ojos oscuros de Celia.
– ¿Qué era lo que dijiste que tenías, thda... Qué?– pregunta Celia y yo rio por el enredo de sus palabras.
– TDAH, Celia, TDAH, por eso aveces me puedo perder mirando algo o en mis propios pensamientos– digo sin dejar de verla a los ojos.
– Que raro, pero bueno todos somos un poco raros y tú me agradas así, eres diferente y más genuino que muchas personas, por eso me gusta que seas mi mejor amigo, prefiero alguien que me diga la verdad, ante una mentira para hacerme sentir mejor– exclama sentándose mejor y mirando por una ventana- bueno ya casi llegamos.
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No sé qué veas - Ante Tus Ojos No Siempre Está La Verdad.
Random¿Se puede confiar en las personas? ¿En quien amas? Esto es una metáfora, No sé qué veas de mi o en él, en quién sueñas o a quién deseas, un asesino no dejará de matar, por más que se esmere en ello, los secretos pueden guardarse, pero siempre saldrá...