Mirándola, observando un rastro de sudor por su frente, un pequeño circuito de mi presencia en su cuello, observando la galaxia que sus ojos ocultan, beso a Celia como si me quemara tenerla lejos.Tomo en un acto demandante sus labios, saboreando sus adentros y chocando su lengua con la mía.
Ella suspira un poco y yo siento como intenta mantener el ritmo a mi exigencia por la carne de sus labios, la beso un poco más antes de alejarme de mi ahora adicción.
La miro desde aún arriba de ella y veo como mantiene sus ojos cerrados y respira como si hubiera corrido una maratón.
– ¿Estás bien, ojitos bonitos?, pareces no poder creerte lo que acaba de pasar– bromeo sin dejar de mirarla.
– ¿Tal vez sea porque en serio no asimiló aún lo que acaba de pasar?, Dios... Nunca...
– ¿Qué?, ¿Nunca te habían echo venir?.
– No, en realidad no... Se... Se sintió muy bien– exclama Celia abriendo sus ojos y mirandome fijamente– ¿Dónde aprendiste hacer eso?.
–¿Hacer que?– pregunto con una pequeña sonrisa de triunfo ya que, hacer que de verdad lo disfrutara era mi objetivo.
– Eso, a tocar de esa manera... Crei que eras inexperto, y como... Cómo me tocaste y me besaste, era como si supieras dónde hacerlo y como.
– Ah, eso, pues...
– -Y lo que hacías, como te pusiste encima de mi, ¿Eres un actor porno secreto o que?– pregunta celia con un tono de diversión.
– No, no soy un actor porno secreto, y creeme, lo que pasa en los pornos no es verdad, se todo eso porque cuando empecé con la curiosidad sobre la sexualidad, le pregunte a mi padre sobre el tema pero el se sentía muy incómodo al respecto, así que le pregunté a mi madre en su lugar y ella me explico sobre cómo tratar a una chica en estos momentos, además, no veía porno de adolecente, en ves de eso, miraba videos de sexólogos que explican como satisfacer a una mujer con la masturbación y en los casos de la penetración, por eso, supe y se donde, como y que hacer para que llegues al orgasmo.
Celia me mira con una cara estresada y a la vez con una pequeña sonrisa ladina.
– Creo que eres el primer hombre al que oigo decir algo como eso, la mayoría creen que los cuerpos y formas que enseñan en los pornos son reales o que esa es la manera en las que se deben hacer las cosas.
– Que horrible, imagino el tormento que habrás pasado con ese tipo de hombres.
– Fue una Celia muy estúpida, la Celia de ahora está muy feliz– dice ella con una sonrisa y besando cortamente mis labios.
– ¿Porque te hice venir?.
– Si, pero también por ser diferente, y ya lo creo que lo eres, ese acto de posesividad fue inesperado pero muy adecuado para el momento, me gustó, no crei que fueras así.
– Aún hay cosas que no sabes de mi– reveló acercándome a sus labios.
– ¿Ah, si?, ¿Y puedo empezar a conocer esas cosas?- pregunta ella en un hilo de voz cerca de mis labios.
– Puedes, solo, asegúrate no perder ni un detalle, preciosa.
– Creeme, no quiero perderme de nada.
Ambos juntamos nuestros labios al mismo tiempo y callamos por uno minuto, la erección que ya lleva mucho rato como un bulto en mi pantalón, presiona en su entrepierna húmeda y ella suelta un suspiro sin despegar su boca de la mía.
Alzó mi mano derecha y sujeto para nada duro su cuello, solo para que sienta mi presencia y ella se aleja poco a poco de mis labios para hablar:
– Tu ereccion está haciendo que me vuelva loca, ¿No te gustaría que te ayude con eso?– propone Celia con una sonrisa.
ESTÁS LEYENDO
No sé qué veas - Ante Tus Ojos No Siempre Está La Verdad.
Sonstiges¿Se puede confiar en las personas? ¿En quien amas? Esto es una metáfora, No sé qué veas de mi o en él, en quién sueñas o a quién deseas, un asesino no dejará de matar, por más que se esmere en ello, los secretos pueden guardarse, pero siempre saldrá...