Me muevo de mi lugar en la cama, tomo una mejor posición hasta que el son llega a mi barbilla y luego a mis ojos.Abriéndolos, poco a poco miro mi habitación iluminada por el sol que llega a mi ventana volviendo a conocer el cielo.
Me pasó mis dos manos por la cara y aún sin abrir por completo mis ojos, tomo mi móvil del pantalón que use anoche, 10:24 am, me levante más temprano que de costumbre.
Me terminó por sentar en una de las orillas de mi cama y me levanto en dirección al baño, me cepillo los dientes, lavo mi cara y mojo mi cabello desordenado para tenerlo un poco más ordenado, mentira, solo se ve más uniforme pero sigue desordenado.
Salgo del baño y me pongo una camisa blanca que saco de mi closet.
Organizo la ropa que use ayer tirando el pantalón negro y la camisa gris a la cesta de la ropa sucia y el otro pantalón colgandolo dentro de mi closet junto con la chaqueta negra.
Tomo mi móvil y salgo de mi habitación para bajar las escaleras y llegar a la sala, antes de bajar el último escalón, miro a la cocina, en unos de los taburetes, está sentado de espaldas, una figura de porte grueso, con un sueter negro, cabello del mismo color que a los lado se le detalla un pequeño color gris, no conozco a esa persona, pero ya me hago la idea de quien es, el hombre que ví ayer con mi madre.
– Buenos dias, ¿Que haces en mi casa?- pregunto en voz alta lanzando la cordialidad por la ventana con mi tono de voz demandante y la cara elevada.
El hombre se voltea, miro su perfil, y luego, en pasos cuidadosos y elegantes, se levanta del taburete y miro por completo su rostro.
Es de piel blanca con un tono más bronceado por el rostro y las manos, se ve alto, tal vez de 1. 82 cm, con una figura no tan musculosa, pero lo suficiente para intimidar, ojos de color marrón claro, como los míos, cabello como lo describí, negro, corto, de un toque gris a los lados, tal vez tenga unos 40 años, su sueter negro y pantalónes de color gris oscuro, lo hacen ver serio e imponente, el hombre alzando una pequeña sonrisa, habla:
– Tu debes ser Daniel, ¿Verdad?, soy Hermes, mucho gusto- se presenta el hombre acercándose a mi lugar en la sala y tendiendo su mano para que lo saludo
- Hermes, si, mucho gusto, ¿puedo saber que haces en mi casa?- le tomo la mano y al terminar mi pregunta aplicó fuerza en mi saludo.
– Oh, soy amigo de tu madre, la estoy esperando- dice Hermes con una sonrisa ignorando mi agarre para nada amigable.
– ¡Hola!- mi madre hace aparición en la sala y enseguida ambos soltamos nuestro incómodo saludo- buenos días hijo, veo que ya conociste a Hermes.
– Si, muy rara presentación por cierto, crei que iba a robar- digo pasando por su lado sin importarme demasiado su presencia dirigiendome a la cocina.
– Quería presentartelo antes, pero veo que se me han adelantado- dice mi madre acercándose a Hermes con una sonrisa.
Mi madre lleva puesto un vestido color negro, bolso de mano del mismo color y unos zapatos altos de color blanco y negro, con un maquillaje combinado con su outfit.
– Bueno, nosotros saldremos a comer, regresaré en la tarde cariño, cuídate si llegas a salir, te quiero- dice mi madre caminando a la puerta y Hermes la sigue.
– Que se diviertan- digo sirviendome un vaso de agua y oyendo cerrar la puerta de al frente.
Dejo mi vaso y me dirijo a la puerta para verlos irse, el carro de Hermes ya no está en la entrada, así que abro un poco la puerta y lo miro alejarse, es el mismo carro deportivo azul de anoche, lo que reafirma que es el mismo hombre que ví con mi madre.
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No sé qué veas - Ante Tus Ojos No Siempre Está La Verdad.
Random¿Se puede confiar en las personas? ¿En quien amas? Esto es una metáfora, No sé qué veas de mi o en él, en quién sueñas o a quién deseas, un asesino no dejará de matar, por más que se esmere en ello, los secretos pueden guardarse, pero siempre saldrá...