Novela de Ruth Lorenzo

CAPÍTULO 12

Cuando llegaron, Eva y Antonio (los padres de los enamorados) los estaban esperando en la puerta. Le tenían algo muy importante que decir.

Eva estaba casi, y Antonio, el padre del chico, tenía una expresión agridulce en su rostro. Se quedaron un poco en silencio hasta que Ruth lo rompió preguntando:

- ¿Qué pasó, mamá?

Eva le respondió:

- Dentro de unos meses nos iremos de aquí a Murcia. Esta tarde, mientras estábais en el cine, ha venido el cartero con una carta de una sastrería de San Pedro (del Pinatar) ofreciéndome trabajo durante varios años. Empiezo en marzo, pero nos iremos unos meses antes, en enero.

Ruth, tras escuchar a su madre, no pudo evitar mirar hacia Pedro y preguntarle:

- ¿Y que harán Pedro y su padre, Antonio? ¿Vendrán con nosotros?

Eva le negó:

- No, no vendrán porque han cogido a Antonio para hacer los planos de un barrio residencial. Ellos se quedarán con la casa.

Conteniendo las lágrimas, se fueron a cenar, y, sin haber provado bocado, subieron los enamorados a la habitación de Ruth. Allí, los dos lloraron y se desahogaron de sus penas. Pedro la consoló y evitó llorar para que ella se fuese calmando. Le dijo, con la de que la situación se hiciese más leve:

- A lo mejor, gracias al dinero que mi padre consiga de su nuevo trabajo, podemos ir a visitaros cada verano. Esta relación no puede durar tan poco, y que está hecha para permanecer en el tiempo...

En aquel momento, tras escuchar las palabras de Pedro, Ruth levantó la cabeza para mirar a los ojos a su compañero y, tras unos largos minutos de silencio...