CAPÍTULO 63

11 4 1
                                    

- Bueno, casi mejor que la lea para comprobar que esto no es tuyo -dijo Pedro en un tono serio-.

Volvió a la primera página, la que tenía el agujero, y comenzó a leer:

- «31 de junio de...»

- ¿Estás seguro de que es de junio?

- Sí, es lo que pone aquí...

- ¡Pero si junio tiene 30 días! Déjame ver...

Ella extendió los brazos para que él le entregase el libro.

- ¡Aquí pone «31 de julio»! Ni me crees, ni sabes leer... Casi mejor sigo yo...

Lo miró con ojos desafiantes y continuó leyendo:

- «Querido diario...» Ups, no, está tachado... «Querida Kite:

Mi soledad y mi aburrimiento me han impulsado a comprarte. Necesito confesarle a alguien mis secretos... Anne Frank escribía en su diario que 'no había nadie más paciente que el papel', cosa con la que estoy muy de acuerdo. Ella fue la verdadera culpable de que te hubiese adquirido... Así que también me gustaría ponerte un nombre... ¿Qué te parece 'Kite'? Ella le llamaba 'Kity', pero es que 'kite' en inglés significa 'cometa', y creo que contigo podré volar como una de ellas...»

Ruth cogió aire y prosiguió:

- «Dicen que es de mala educación no presentarse... Así que Kite, yo soy Eva, ¡y para mí será un placer poder 'conversar' contigo! ...»

Ruth paró de leer y añadió:

- Creo que ha quedado claro que este diario no es mío...

- No sé cómo pude haber desconfiado de ti... Te debo una disculpa...

Pedro se dirigió hacia ella para darle un beso, pero justo en ese momento alguien abrió la puerta. Era Eva, la madre de Ruth, que exclamó:

- ¡¿Estáis leyendo mi diario de cuando era pequeña?! ¡¿Nunca os dijeron que no se podían leer los diarios de otras personas?!

Ruth se lo entregó, y Pedro le dijo:

- ¡No sabía yo que usted escribiese tan bien... !

- Ay Pedrito, ¿cuántas veces te he dicho que no me trates de usted?

Todos se rieron y Eva les invitó a que bajasen al jardín a tomar una tarta de almendras que había hecho esa misma mañana.

Novela de Ruth LorenzoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora