CAPÍTULO 10

86 14 0
                                    

Cuando llegaron a casa, podían ver una luz que venía de la cocina. Entraron del mismo modo que como salieron: muy sigilosamente.

Eva ya estaba despierta. Eran las 7 de la madrugada y estaba preparando el desayuno. Antonio, el padre de Pedro, tenía que ir a una entrevista de trabajo muy temprano.

Ella, lejos de enfadarse, que supuso que habrían salido a contemplar la lluvia de estrellas que estaba cayendo aquellas semanas, les dijo que lo mejor sería que ahora durmiesen un poco. Y así fue, cada uno en su habitación, en la durmieron hasta la hora de comer.

Después de comer, Ruth se encerró en su habitación leyendo un libro, ya que sus hermanos estaban trabajando en el jardín y ella no se encontraba muy bien como para ayudarles, porque le había cogido el frío al "andar en pijama" por el bosque la noche anterior.

Cuando se encontró un poco mejor, bajó al jardín, donde estaba toda la familia trabajando. Un poco más tarde de una pequeña merienda en la mesa del jardín, Pedro le susurró:

- Tengo algo para ti...

Novela de Ruth LorenzoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora