CAPÍTULO 41

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Delante suya había un letrero bastante colorido que ponía lo mismo que en la tarjeta: «World Productions», escrito en unas letras grandes y azules, que estaban justo encima de un dibujo del Planeta Tierra, la Luna, Saturno, otros planetas y muchas estrellas.

Le echó un vistazo a su reloj de la muñeca: eran las 17:06. Pasaban tan sólo 6 minutos de las cinco. Simplemente cinco minutos, y aquel local estaba todavía cerrado.

La espera no fue demasiado larga: a las 17:11 apareció George Brown, aquel productor que conoció en uno de sus espectáculos en el hotel.

- ¿Llevas mucho tiempo esperando? -le preguntó.

- No, no... llegué tan sólo un par de minutos antes de las cinco... -respondió ella, mintiéndole.

- Lamento hacerte esperar... pero es que he estado buscando una casa... llevo meses durmiendo en un hotel y en unos días me voy a ir a vivir a... ¡Nueva York!

- No se preocupe, no pasa nada...

- Ejem... volviendo al tema por el que ambos estamos aquí... ¿has traído esa libreta que me decías? -interrogó el señor Brown, accediendo al interior de aquel bajo, con ganas de ver el potencial que Ruth poseía.

- Mmm... ¡Sí, aquí está! -exclamó extrayendo una libreta con una tapa de plástico de medio folio.

- Ajá... pasa por aquí... -le indicó.

El señor Brown la llevó hasta una habitación en la que había un teclado, varias guitarras entre otros instrumentos.

- ¿Puedo echarle un vistazo a esa "libreta"? -dijo con un extraño tono de voz.

- Si, si, claro, cómo no... aquí la tiene... -le dejó dicha libreta con una tímida sonrisa...

Brown, antes de abrirla, se puso unas lentes y frunció el ceño. La expresión de su rostro iba variando a medida que iba pasando las páginas. Cuando ya había visto todo su contenido, se dispuso a hablar.

Novela de Ruth LorenzoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora