CAPÍTULO 68

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La llegada de un grupo de amigos les recordó que era hora de irse a casa.

Había sido una noche maravillosa hasta que, al llegar a la zona donde habían dejado su coche, se encontraron con un coche de policía con las sirenas encendidas. Olía a gasolina quemada. Los dos se asustaron. Temían lo peor.

La zona estaba acordonada. Un policía les dijo:

- ¿Han aparcado aquí su coche?

- Sí... -contestó Pedro

El policía desató el cordón amablemente y lo sostuvo hasta que pasaron.

- Si su coche se ha visto afectado por el fuego, presenta desperfectos o le han robado, comuníquenselo a mi compañera. Ella le tomará nota de todo lo sucedido.

Le dieron las gracias y se apresuraron a buscar su coche. Relativamente habían tenido bastante suerte. Su coche no estaba quemado, pero tenía la puerta del conductor abierta, y todos los cristales rotos, incluídos el parabrisas.

Sus temores fueron acrecentando... Y con razón: le habían vuelto a robar el collar. No era cualquier collar, era aquel collar en forma de corazón que le había dado aquel vecino de Utah. Era el collar que consiguió darle 'el empujoncito' que a Ruth le hacía falta para enamorarse de Pedro.

- A ver ahora quién arregla el coche... Si hubieses ido al párking del restaurante...-dijo Pedro con enfado y disgusto.

- De eso me encargo yo... Lo peor es mi collar.

Pedro, insatisfecho, murmuró algo. Le recordó a Ruth que debían ir a junto la policía para declarar el robo.

- Discúlpenos... ¿Es usted la encargada de tomar declaración? -le dijo Pedro a la policía que le habían indicado

- ¡Sí, así es! -les contestó

- Pues mire... A mi coche le han roto todas las ventanillas y el parabrisas. También nos han robado un collar de 24 kilates tasado por un colegiado de la zona en 6000€. Y creo que nada más de valor...

Es imposible describir con palabras la cara de Ruth en aquel momento.

Cuando la policía les dijo que mañana ya estaría su denuncia por robo, se fueron de vuelta a casa en el coche. Al sentarse, Pedro se dio cuenta de que también faltaban sus gafas de sol.

En medio de la autopista, tras dejar atrás aquel pueblo, Ruth estalló:

- ¿¡Cuándo tasaste el collar!? ¿¡Y por qué lo hiciste!?

- ...

Novela de Ruth LorenzoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora