23. Confianza.

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¿Sabes por qué el vino a ayudarte...?

Entretenimiento, eso es lo que el me dijo. — Admitió tranquila, confianda en las palabras de Alastor.

No me entromete hablar sobre las razones por las que el está aquí... Pero asegúrate de que no haya mentiras de por medio. — Lilith la abrazo y las llevo a ambas al lobby.

Lucifer se acercó a su esposa y la miro con amor, Charlie veía con cariño la escena, una grieta en su corazón había sanado al ver a su familia junta otra vez, pero otra amenazaba con surgir después de la palabra de su madre, lentamente dejo la habitación y se encamino a el estudio de Alastor.

Charlie llegó a la habitación y antes de entrar escucho una canción de radio que sonaba desde adentro, se oía distorsionada por la radio, pero el sonido era intranquilo, extraño, la canción se alentaba por momento, tenebroso era la palabra que podrías usar. Su mano suavemente se posó sobre el pomo, un escalofrío se desató con el frío del metal, extraño.

Abrió la puerta y divisó la antigua pared, ahora un pantano, Alastor estaba sentado entre la división en una silla de madera vieja y gastada.

¿Al? — Pregunto con un mal presentimiento mientras bajaba las escaleras a la habitación.

¿Si, corazón? — Su voz se oía particularmente más distorsionada.

Necesito hablar contigo. — Charlie se sentó el la cama frente a Alastor.

¿Que te dijo? — No se había movido de su asiento y se encontraba de espaldas a ella.

¿Qué? ¿Mamá? Nada, solo... Me dijo que me asegurara que no hubiera mentiras entre tu y yo. — Charlie lentamente se fue percatado de las manchas de sangre seca en la ropa de Alastor, apenas eran gotas.

Mhm — Tarareo desganado. — ¿A qué crees que se haya referido?

No lo sé... Tal vez a la razón de que estés aquí. — Recordó la pregunta que le hizo su madre.

Entonces si te dijo algo. — Asumió.

¿Por qué viniste al hotel? — Pregunto con un tono más fuerte de lo habitual.

Ja... Te dijo lo suficiente para hacerme ver cómo el mentiroso. ¿Por qué no le preguntas lo que ella te oculto? — Su tono era soberbio y burlón.

¿Que te pasa? — Charlie lo preguntaba en serio.

Por qué no le preguntas ¿Cómo le hizo para joderme sin razón? — Charlie se levantó y rodeo la silla de Alastor, encontrandolo lleno de sangre, está caía por sus mejillas, estaba en su pelo, sus manos, sus astas, su ropa.

Dime lo que pasó, te estoy preguntando a ti. — Charlie saco sus cuernos en forma de amenaza.

Alastor gruño, la interferencia hacia difícil captar el tono de sus palabras — Yo no vine aquí por la redención ni la diversión... Yo quería la corona, hice un trato con Lilith por la herencia del trono del infierno... Bueno, ella lo hizo conmigo, yo ni siquiera la busque hasta que ella fue directamente a mi... Me ofreció el infierno, ella ya me conocía, sabía el tipo de demonio que era por conocidos y overlords, se aseguro de escojer bien a qué demonio ofrecerle esto. — El aún no la miraba. — Accedí, ella me dijo que era sencillo, yo cumplía tus caprichos y cuidaba y a cambio, el trono, se justificó diciendo que yo estaría trabajando de niñero ya que no podría vigilarte, aunque no era tan sencillo— Rio amargamente— Nada lo es, entre las condiciones estaba limitar mi poder y la cantidad de muertes que podría ejecutar, extraño, pero funcionó para mí... Todo fue una mentira, solo fui una pieza más para su plan. — Flojamente la volteo a ver a los ojos. — Y ahora soy libre, pero no me puedo ir y eso me frustra, me enerva... Te pedí que hiciéramos un trato a cambio de un favor, porque temí que ella simplemente me dejara aquí pudriendome sin mi poder y con mi hambre. — Charlie lo miraba atenta.

¿Y por qué no te puedes ir? — Charlie ingenua y muy en el fondo, dolida.

Bonita... Me sorprende que seas tan inocente, casi podría decir que mientes si no te conociera. Pero Lilith creo otra cosa peor que una cadena de acero hirviendo. — Alastor se levantó suavemente de su asiento. — Ella te creo a ti.

Puso ambas manos a los costados de la cabeza de Charlie y la hizo mirarlo de cerca, sus alientos se fundían en uno solo, ella podía oler la sangre y la tierra en la ropa de Alastor.

¿Yo? — Charlie no entendía.

Me tienes encadenado, a tu disposición, a tus órdenes y tus caprichos. — Alastor la jalo y la hizo besarlo, ella sentía el sabor de la sangre en su boca, era algo asqueroso, conocía el sabor, pero no lo disfrutaba, se alejo del beso tanto como pudo.

Tu no eres un monstruo como yo... — Alastor la había dejado de besar pero ahora mordisqueaba suavemente sus mejillas. — Tu eres mejor que todos nosotros y eso me enerva, me hierve la sangre de solo pensarlo, me frustras.

Charlie lo abrazaba suavemente algo nerviosa, tratando de procesar todo lo que le decía. Alastor arrancó los dos listones que ataban su pelo dejándolo libre, disfruto de pasar sus dedos entre los mechones dorados de Charlie, mancho algunos con sangre.

¿De quien es la sangre...? — Pregunto nerviosa.

Fui de casería, es de un venado. — Enterró su cabeza en su pelo, restregandose.

Alastor bajo sus manos, tomo a Charlie de las caderas y la alzó, cargándola, ella por instinto enredo sus piernas a la altura de su abdomen y lo abrazo del cuello, el caminó con ella en brazos hasta la cama donde se sentó con ella encima.

Es mucho para procesar... Si mi madre te dio el infierno... — Ella ya no era la heredera, Alastor le había quitado el puesto, ella ya no podría pelear por su pueblo. — Tu serás el Rey y yo... — Su cara estaba llena de angustia.

Yo nunca te quitaría el infierno... Yo te haré reina. — La beso.

¿Tu quieres... Casarte conmigo...? — Charlie pregunto incrédula, su corazón iba mil por hora y lágrimas comenzaban a brotar de sus ojos.

Yo debería preguntarte eso... — Le susurro en el cuello. — Pero no, no quiero... Me voy a casar contigo. — Le dio un beso en la mejilla.

Perdón, me mori por mucho tiempo, pero la uni y la chamba no me dejan inspiración para nada.

BIENVENIDA A SU REINADO [CHARLASTOR]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora