BIENVENIDA A SU REINADO [CHARLASTOR]

5. Reencuentro.

Alastor miro fijamente a Charlie, se había quedado sin palabras.

El teléfono de Charlie sonó asustando a ambos.

— ¡Es papá! — inspiro hondo y contestó. — Hola papá... — La cara de Charlie fue de preocupación por unos segundos hasta que después un brillo en sus ojos se hizo presente. Cuando la llamada acabo, Charlie salto de la emoción. — ¡VAMOS A IR AL CIELO! — gritó.

Alastor estaba impactado, sin palabras.

— Hay que empacar, mañana nos vamos. — Dijo con euforia. — ¿Cómo crees que sea? ¿Cómo llegaremos? — Daba pequeños saltitos.

— Querida ¿Exactamente que vamos a hacer en el cielo? — La sonrisa de Alastor volvió, preocupada pero volvió.

— Oh, cierto, mi padre nos consiguió una audiencia con los serafines y jueces del cielo, el juicio durará aproximadamente dos horas y tendremos una estancia previa de dos horas. — dijo tranquila.

— ¿Un juicio? ¿Seremos nosotros los enjuiciados? — Su semblante cambio a uno de sospecha.

— Eh si... Es decir, ellos van a valorar si nuestros huéspedes han mostrado mejoría o si son dignos de poder ir al cielo. — Estaba nerviosa

— ¿Y quién exactamente sería el redimido? —

— ¡Angel Dust, por su puesto! —

Alastor parecía muy poco convencido, Angel era de lejos alguien tranquilo y dudaba de su aprobación por parte del cielo pero un punto a favor era que comparado con el resto de demonios era capaz de comportarse si se le requería.

— Tendremos que avisarle que no haga nada incriminatorio. — Dijo Alastor dispuesto a irse.

— No, no, no... — Jalo a Alastor del brazo devuelta. — No quiero que finja al respecto, yo sé que el ha cambiado...— confiaba en que Angel había progresado.

— Charlie... El es un — Charlie lo interrumpió.

— Lo se, es un pecador, pero esto no funcionará si es a base de mentiras. — mantuvo el agarre en Alastor.

— Confía en que todo saldrá bien. — Lo miro con felicidad.

.....

Alastor y Charlie dejaron el tema por concluido, Alastor no se interpondrá en el plan de Charlie y ella no avisara a nadie de su situación en el cielo.

El día del juicio llegó, Charlie y Alastor se arreglaron lo mejor que pudieron, ella se arregló el pelo y se puso el traje que Alastor le dió.

Antes de irse, le dió un fajo de billetes a Cherry bomb quien había llegado a invitar a Angel a un club nocturno, le indico que los hiciera pasar la mejor noche de sus vidas a todos. Ella aviso a todos que tendría una "reunión" en el cielo sin añadir detalles.

Charlie y Alastor esperaron en el centro del hotel el portal que su padre le indico. Cuando el portal apareció, tomo a Alastor de la mano y avanzo junto con el.

San Pedro no quería dejarlos entrar ya que estaban a nombre de Lucifer Morningstar y por el supuesto "olor a pecador" de Alastor.

Cuando finalmente entraron San Pedro les dió un tour por el cielo, ambos estaban asombrados, era un lugar hermoso y lleno de paz y tranquilidad, colorido y adornado con las más bellas joyas.

Cuando llegaron a la cede principal donde los debían redirigir a una habitacion de huéspedes, justo cuando el elevador estaba por cerrar Alastor diviso a alguien en una tienda de flores, alguien a quien creyó jamás ver, era su madre atendiendo. No hizo escándalo alguno, pero leves lágrimas brotaron de sus ojos, que con su caída apagaron su sonrisa.

— Al ¿Estás bien? — Charlie noto esto y se acercó a el quien veía por la ventana del elevador con ambas manos sobre el cristal.

— Mi madre... Está aquí... — Charlie quedó perpleja.

— Bienvenidos al cielo, les llevaré a su habitación. — un ángel pequeño los acompaño hasta su habitación.

Alastor estaba algo apagado, nervioso, en un estado muy intranquilo.

— Si desean recorrer un poco el cielo antes de la audiencia, mi compañera los podrá acompañar. — Charlie tomo a Alastor del brazo y fue con la angel guía.

— ¿Listos para un paseo? — Pregunto amable.

— Si, Si. — Charlie parecía muy determinada en encontrar a la madre de Alastor, era un reto personal a este punto.

Fueron acompañados a la avenida principal donde Alastor se le escurrió de la mano a Charlie y camino hacia una tienda de flores. Charlie no se había percatado de esto, el angel en cambio si lo hizo.

— Disculpa, tu compañero se alejo de nosostros. — Charlie y el angel fueron detrás de Alastor quien entró en la florería.

— Buen día ¿Que se le ofrece? — Pregunto de espaldas una mujer de tez oscura con pelo afro acomodado en un chongo y un mandil floreado, quién se encontraba acomodando un estante.

Charlie el angel entraron a la tienda, viendo la escena, el angel quiso interrumpir pero Charlie le puso una mano en el hombro. Cuando la mujer se volteo y vio a Alastor dejo caer el ramo de flores que llevaba en las manos.

— Alastor... Hijo mío... — Comenzó a llorar descontroladamente, rodeo el mostrador y se abalanzó a abrazar a su hijo.

— Madre, eres tú. — Alastor había comenzado a llorar.

— Mi niño, pensé que nunca más te vería. — Charlie y el angel presenciaban algo hermoso, una escena conmovedora.

— ¿Cómo llegaste aquí? Creí que tú habías ido a... — Alastor la miro con tristeza.

— Fui al infierno, mamá... Por mis pecados imperdonables. — Dijo con dolor.

— Pero estás aquí... —

— No por mucho madre... Vine aquí a arreglar asuntos junto con... Charlie. — Le extendió su mano a Charlie quien la tomo y se acercó.

— ¿Ella es tu pareja? — Pregunto inocentemente su mamá.

— Oh, no, soy su... Compañera laboral y su. —

— Gran amiga. — Las mirada que se dieron mutuamente dejaron dudas en la cabeza de su madre.

— Me alegro que hayas encontrado tan linda compañía allá... ¿Cuánto tiempo vas a estar aquí?  — Tomaba a Alastor de las manos. Realmente le había cautivado el aura tranquila de Charlie.

— Apenas un par de horas, mamá — Dijo triste. — Pero espero volver a venir algún día. — Dijo acariciando sus nudillos.

— Me alegra saber que estás bien, mi niño. — Alastor abrazo a su madre una vez más.

Charlie había comenzado a llorar conmovida, llamando la atención de todos ahí.

— P-Perdón, me ponen muy emocional estas escenas. — La madre de Alastor se acerco a ella y la abrazo.

— Gracias por cuidar de mi hijo. — Le dijo al oído, lo suficientemente fuerte para que sea escuchado por todos y lo suficientemente bajo para ser intimo.

— Yo no lo cuido, más bien el cuida de mi... —

— Conozco bien a mi niño, el protege lo que le importa y lo hace feliz. —